En 2018, seis países de América Latina (Costa Rica, Paraguay, Venezuela, Colombia, México y Brasil) vivieron un proceso de elección para Presidente de la República. En algunos casos, los electores de dichas naciones optaron por candidatos de centro o de derecha, siendo predominante esta última, un poco en la lógica de la tendencia mundial.
La excepción fue México, pues se eligió a Andrés Manuel López Obrador, un Presidente de izquierda; no obstante, para este año, El Salvador, Panamá, Guatemala, Uruguay, Argentina y Bolivia también pasarán por las urnas, y será interesante saber cómo se desarrolla dicha tendencia.
Esta nueva conformación política que se pinta en Latinoamérica, después de una década de Gobiernos con una clara inclinación de izquierda, enfrenta retos importantes para la región con un carácter multifactorial, tales como la lacerante pobreza, el incremento de las migraciones, desplazamientos de las fronteras, la extensión de la criminalidad organizada con su cuota creciente de inseguridad, además del cambio climático, por mencionar sólo algunos.
Hay que destacar que, no obstante la acumulación y el crecimiento de algunos problemas internos, la estabilidad en Latinoamérica se mantiene, en contraste con otras regiones del orbe en donde se padece de guerras o su inminencia, así como el fenómeno del terrorismo. Estos escenarios, además del inicio del nuevo Gobierno, hacen propicias las condiciones para que México haga un replanteamiento de su política exterior y de su papel protagónico y dinámico en América Latina, a efecto de que se mantenga como “el fiel de la balanza” en la región, principalmente si se contempla el Plan de Desarrollo Integral para una migración ordenada, segura y regular, suscrita por el canciller Marcelo Ebrard, junto con países de Centroamérica que, de acuerdo a lo que se informó, representa una inversión de 30 mil millones de dólares, y esto podría ser un indicio de que ésa sería la tendencia.
No tengo duda de que estos temas serán elementales en la reunión de embajadores y cónsules que celebra la Secretaría de Relaciones Exteriores en esta semana, y será ahí donde se determinarán las directrices a seguir. Finalmente, los pueblos de nuestra América, como lo señala Martha Lagos en su reporte de Latinobarómetro, “quieren prosperidad y desarrollo, no hay evidencia de una demanda de autoritarismo, sí hay evidencia que quieren orden y ausencia de violencia. Quienes interpretan la demanda de mano dura como una demanda de autoritarismo contra la violencia le están regalando el camino a la derecha radical que está separada por una línea muy fina del autoritarismo”.