Hace unos meses, millones de mexicanos con su voto apoyaron a Andrés Manuel López Obrador y a Morena para derrumbar a un Gobierno acusado de corrupción.

Votaron por un cambio de liderazgo para afrontar el futuro y sentir un nuevo impulso en una nueva etapa de crecimiento.

Así la cara y la cruz.

La respuesta recibida para los que votaron por Morena y también para quienes no votaron por ellos fue desproporcionada e injusta.

La noticia les llegó en el peor momento, el peor día de sus vidas, y para ellos no hay argumento que justifique esta decisión dolorosa.

El responsable es el plan de austeridad del presidente Andrés Manuel López Obrador, que les ha complicado la existencia a miles de mexicanos.

En menos de 40 días del nuevo Gobierno, la administración que encabeza la cuarta transformación, casi 13 mil trabajadores fueron echados de sus puestos.

Ni siquiera les otorgaron días de gracia.

Rebasando los límites de la ética, fueron notificados, hostigados, amenazados y obligados a firmar sus renuncias y, por lo tanto, no recibir alguna liquidación.

Hombres y mujeres a los que no les hicieron valer hasta 30 años de antigüedad, en algunos casos.

Las víctimas del plan de austeridad eran trabajadores del Servicio de Administración Tributaria, de las secretarías de Gobernación, Comunicaciones y Transportes, Economía, Agricultura, Turismo, Economía, Energía, Trabajo, Medio Ambiente, Nafin, la Conagua, Condusef, Bancomext, Fepade, del Gobierno de la Ciudad de México, de la Procuraduría de Justicia de la CDMX, del DIF de la CDMX, del ISSSTE, de la Comisión Reguladora de Energía y del Seguro Popular de Tabasco, entre otras dependencias.

La cifra va a crecer, ya que miles de trabajadores saben que van a perder su trabajo.

Aquéllos que aseguraron que sus sueños eran compatibles con Morena hoy están más que agobiados.

Nos son situaciones agradables para nadie, aunque con el gabinete de Morena todo es posible.

Todo está siendo muy previsible.

Este año el nuevo Gobierno será juzgado por aquéllos que fueron echados, y que una vez fueron simpatizantes.

Están abiertos varios frentes que requieren solución y se vienen etapas más conflictivas para el Gobierno de la cuarta transformación.

Y lo peor, la corrupción sigue.

Milonga: es un hecho que los siete organismos del Consejo Coordinador Empresarial votarán por Carlos Salazar Lomelín, ex director general de FEMSA, para suceder a Juan Pablo Castañón.