El desabasto de gasolina en la capital del país y en una decena de entidades más continúa y sólo falta el chispazo de una provocación para que se convierta en un problema de seguridad pública.

Pese a los llamados a la calma del propio López Obrador, ayer se pudieron documentar enfrentamientos verbales y físicos entre conductores desesperados por el tiempo que invirtieron para llenar sus tanques de combustible, en el mejor de los casos, u obtener 10 ó 20 litros, en el peor.

El vacío informativo que desde el inicio de la crisis se generó desde el propio Gobierno de la República dio ayer paso a una nueva tesis, compartida cientos de miles de veces en las redes sociales sobre “las verdaderas causas’’ del desabasto.

Según la nueva teoría, el desabasto tiene que ver con la posibilidad de que el Gobierno mexicano haya cancelado contratos de compra de gasolinas –ya sabemos que el mayor porcentaje de combustibles lo adquirimos de EUA- con Estados Unidos y estaría negociando la compra de combustibles a la administración de Nicolás Maduro.

El texto iba apoyado por una imagen del Golfo de México, tomada de Google Maps, en donde se ven, cerca de la entrada al puerto de Tuxpan, una decena de puntos rojos que son buques petroleros provenientes de Houston a la espera de descargar el combustible.

En la página www.eia.gov se puede tener información actualizada sobre las compras de gasolina que el Gobierno mexicano ha hecho a Estados Unidos hasta diciembre de 2017.

En el apartado correspondiente a diciembre no existe información –unos dirían que es “-0”-, lo cual no significa que no se haya comprado gasolina, sino que por el momento la información no se encuentra disponible.

Por regla, tales datos se actualizan la tercera semana del mes siguiente, es decir, la información de diciembre estaría disponible al finalizar este enero, como bien lo explicó el economista Sergio Negrete Cárdenas.

El caso es que los bandazos informativos que ha dado el Gobierno y que no convencen a la mayoría de la población han provocado que versiones como la anterior pululen por las redes creando una corriente de opinión distinta a la que conviene al Gobierno federal.

El país necesita información real, con datos duros, y no consignas políticas sobre este tema tan delicado.

No todo el que critica el desabasto y se queja por las horas que debe invertir para conseguir gasolina es un huachicolero.

En otros sexenios, cuando ocurrían manifestaciones en contra de las decisiones de Gobierno se decía que eran protestas en demanda de “justicia social’’ y “el respeto a los derechos de todos’’.

¿Por qué protestar por el desabasto no podría verse igual?
****
Ayer las organizaciones de defensa de los derechos humanos y algunos legisladores no se anduvieron por las ramas, y de plano rechazaron la creación de una Guardia Nacional por el peligro que representa la militarización del país.

Hubo hasta quien dijo que eventualmente la Guardia Nacional podía influir en la futura elección presidencial.

Quienes participaron ayer en estas audiencias públicas organizadas –tardíamente- por la Cámara de Diputados se opusieron incluso a que la Guardia Nacional estuviera bajo las órdenes de un mando civil.

Simplemente que no se creará, y pidieron a los diputados de Morena, que tienen la mayoría en ambas Cámaras, “votar en consecuencia’’, es decir, en contra de la iniciativa.

A ver.