En días pasados, la administración encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, junto con el doctor Carlos Urzúa, titular de la SHCP, el maestro Alejandro Díaz de León, del Banxico, y el ingeniero Marcos Martínez, de la ABM, dieron a conocer el programa de impulso al sector financiero que contempla una serie de medidas que beneficiarán a la sociedad incrementando por un lado el número de participantes dentro del sector, así como dará flexibilidad para la inversión y operación de las Siefores y la posible incorporación de empresas a los mercados de capitales y de deuda, aunque tendrán que trabajar para que éstas logren un verdadero gobierno corporativo.
Dicho programa consta de ocho puntos, y tiene como finalidad promover un esquema que facilite una mayor inclusión financiera, modernizar el sistema de pagos electrónicos, promover una sana competencia entre instituciones financieras y abaratar el costo de los servicios financieros a beneficio del consumidor final.
Entre los puntos planteados destacan el permitir que jóvenes a partir de los 15 años de edad puedan abrir una cuenta bancaria a su nombre, el apoyo a la Banca de Desarrollo para llevar servicios financieros a comunidades donde no existen sucursales bancarias, la capacidad para la apertura de créditos de nómina con cualquier banco y el desarrollo de una plataforma de pagos mediante dispositivos móviles.
Para los mercados, favorecerá la mayor flexibilidad al régimen de inversión de las Afores y el impulso del mercado de valores a través de un nuevo esquema fiscal para ofertas públicas iniciales, la compra de bonos corporativos y la mayor flexibilidad a intermediarios financieros en sus operaciones de reparto y préstamo de valores.
En la actualidad hay 54 millones de personas incluidas en el sistema financiero formal y 46 millones de usuarios de la banca por Internet. Un tema a mejorar es la escasa infraestructura financiera, ya que México tiene 14.1 sucursales por 100 mil adultos, 13 puntos por debajo de la media de la OCDE.