La sugerencia suena a racionamiento.
Ayer, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, “sugirió’’ a los habitantes de la capital cargar combustible de acuerdo al color de su engomado de verificación, o sea, su terminación de placa.
La idea ni siquiera es original del Gobierno.
Surgió de los ciudadanos cansados de hacer filas de hasta un día para cargar gasolina.
Pero si bien parece una buena idea, la verdad es que es un desatino del tamaño del desabasto que sigue sin ser cierto en el discurso oficial.
Si la ciudadanía aceptara tal sugerencia, digamos que sólo tendría la oportunidad de cargar gasolina un día a la semana, según la terminación de su placa.
Pero si necesita recargar dos o tres veces a la semana porque se dedica al transporte público o de mercancías o porque sus necesidades de movilidad así lo requieren, ¿tendrá que esperar a que le toque nuevamente turno?
Eso es, en términos llanos y simples, racionamiento.
Y sólo se raciona la adquisición de un producto por escasez o por estrategia política.
Pero eso no ocurre en México, porque de acuerdo con López Obrador, no hay escasez, sólo “atrasos en la distribución’’.
De hecho, la compra de gasolina comenzó a racionarse desde hace unos días, cuando su venta se limitó a sólo 20 litros por persona.
Ahora con la sugerencia de Sheinbaum, parece claro que no se trata de un problema de distribución, sino de disposición o, de lo contrario, la jefa de Gobierno habría llamado a la calma y reiterado su dicho de que en los próximos días el problema quedaría resuelto.
Parece que no será así.
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No fue Constitución Moral, sino “cartilla moral’’.
Ayer el presidente López Obrador presentó, durante el arranque del programa de ayuda económica a adultos mayores, la cartilla con la que busca que la sociedad mexicana recobre los valores morales perdidos.
Se trata de la Carta que escribió Alfonso Reyes en 1944, que fue reeditada por la SEP en 1992 y que ahora, por lo visto, formará parte del programa del Gobierno de la 4T.
Lo malo no es la presentación de la cartilla o que López Obrador pida que los valores se inculquen desde el hogar, sino que esa carta –que el Presidente considera atemporal- fue escrita para un México totalmente distinto al que vivimos.
Y si bien los principios éticos y morales no deberían tener periodicidad, el avance de la sociedad y de los medios de comunicación ha trastocado el sentido de esos valores.
En 1944 era imposible hablar de la legalización del aborto o del reconocimiento a los derechos políticos y civiles plenos de las parejas homosexuales, por citar dos ejemplos.
Si López Obrador quisiera que México volviera a la moral porfiriana, equivocó el camino, porque el avance social no puede ser detenido.
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Esta semana se realizará el periodo extraordinario en el Congreso para aprobar o no la creación de la Guardia Nacional.
En Morena creen que con el hecho de que López Obrador haya cedido que el mando sea civil y no militar es suficiente para que la oposición vote a favor, pero salvo los posicionamientos de gobernadores y alcaldes, académicos y defensores de los derechos humanos rechazaron tajantemente la creación de dicho cuerpo de seguridad.
Habrá que ver qué otros cambios está dispuesto el partido mayoritario a conceder en la iniciativa para tener el visto bueno de las ONG y partidos de oposición.