Foto: Cuartoscuro César Augusto Santiago, presidente de “Alternativa” quien este martes entregó personalmente su dimisión en la sede nacional de la institución política en la que militó por más de medio siglo  

“Definitivamente, el PRI perdió el rumbo, esencia y valores fundamentales”, por eso renuncio a él, aseguró el político chiapaneco, César Augusto Santiago, presidente de “Alternativa” quien este martes entregó personalmente su dimisión en la sede nacional de la institución política en la que militó por más de medio siglo.

Luego de una guardia de honor ante el busto de su inolvidable amigo Luis Donaldo Colosio, con quien colaboró estrechamente, el ex legislador y también ex subsecretario de Gobernación, se encaminó hasta la oficialía de partes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para dar constancia de su decisión.

“No se trata de un simple arrebato, pues tengo mucho tiempo diciendo que el PRI equivocó el rumbo y que no tiene propuestas. Entonces, la obvia conclusión es que me tengo que ir, para ser congruente conmigo mismo”, asegura en esta entrevista exclusiva, minutos después de haber puesto fin a una militancia de más de cinco décadas.

¿Por qué renunciar hasta ahora, luego de más de cinco décadas de fungir como destacado priista?

-Porque es la muestra de que este PRI ya es insoportable. No quiero ya ser parte de este ejercicio del llamado “Nuevo PRI” que hoy conforman quienes aún están en el partido, y quiero responderle con ello a mucha gente con la que hablo.

Nos preguntamos que cómo es posible que estemos inmersos en un debate injusto y en el que millones de priistas nada tienen que ver. Por eso decidí renunciar al PRI.

Este martes, antes de renunciar, mi primera acción fue una guardia de honor frente a la estatua de Luis Donaldo Colosio, que está en la explanada de la sede nacional del PRI. Y me hice acompañar de mi nieta Samanta Santiago, porque es una exigencia de la gente joven el que los políticos clarifiquemos nuestra conducta. Que les digamos si estamos de acuerdo en seguir con ese estilo, sin propuestas, razones ni objetivos, simplemente por el hecho de ejercer un poder y aprovecharse de sus beneficios, y la verdad yo ya no estoy dispuesto a seguir en esa línea.

¿No se marcha hoy porque el PRI ya no lo tomó en cuenta para contender por alguna diputación o senaduría o para ocupar algún cargo ejecutivo al interior del partido?

-No soy corriente y por eso escogí esta fecha, justamente para que no me digan que me voy para ser candidato plurinominal en alguno de los partidos contrarios al PRI. En este momento no hay oferta alguna de candidaturas de ningún tipo, y debo decir que tampoco tengo interés en participar en la dirección ejecutiva del PRI, pues he recibido invitaciones –como lo dije con otra ocasión–, para apoyar las tareas del partido, pero no tengo ningún otro interés.

Y esto no es un simple arrebato, pues tengo mucho tiempo –desde antes de la campaña presidencial–, diciendo que el PRI equivocó el rumbo; que no tiene propuestas y que escoge candidatos “ciudadanos” que no motivan a nadie y que también son una especie de impostura en el partido. Y entonces, la obvia conclusión es que me tengo que ir para ser congruente conmigo mismo.

¿Por qué considera que además de haber perdido las elecciones, el PRI perdió su capacidad de convertirse en una real opción política?

-Porque se olvidó que es un partido político y se quiso convertir en un vocero de la ineptocracia del gobierno de Enrique Peña Nieto. En lugar de formular propuestas –como por ejemplo exigir una reforma del poder y mostrar que tiene idea y razones para seguir vivo en la vida política del país–, con Enrique Ochoa Reza, como presidente del CEN, se convirtió en vocero de las ocurrencias del gobierno de Peña y naturalmente que eso la gente lo repudió de forma brutal.

El estado de la vida nacional –que heredó el presidente Andrés Manuel López Obrador– no es exactamente el mejor. Hay un sinnúmero de problemas que están aflorando de manera muy grave, porque están afectando la vida de la gente y esto, desde luego, el PRI no quiso encararlo, ni asumir su papel como auténtico partido político. Fue sólo un vocero del gobierno de Peña, que incluso aceptó que cambiaran sus propios estatutos para imponer a un candidato que absolutamente nada tenía que hacer en el PRI. Esa es la obvia conclusión de todo este proceso.

¿Cuándo empezó el declive del PRI?

-Precisamente existe un video realizado hace 16 años, en el Estado de México, en el cual se habla de forma clara del declive del PRI, porque desde entonces nos percatamos que estaba perdiendo su interlocución entre la sociedad y el Gobierno; dejaba de apoyar a la gente de las clases populares y se estaba convirtiendo en un partido que defiende a los que precisamente no quiere que los defienda, la gente muy rica.

Fue realmente esa falta de orientación y objetivos, lo que motivó esta debacle espantosa en que hoy está inmerso. No creo que el PRI pueda recuperarse rápidamente y menos en las condiciones actuales, donde no existe apertura de tipo alguno.

Al interior del país las diligencias han sido impuestas con los amigos de sus amigos, y no ha habido un proceso de democracia interna. Las reuniones en los estados se vuelven debates interminables, sin propuesta alguna, y en la actualidad presentan una serie de ideas donde dicen que los apoyen, porque ellos sí saben gobernar. Bueno, al final de cuentas la gente tendrá que emitir nuevamente su juicio en ese sentido, y entonces veremos quién está equivocado.

¿El PRI entonces está condenado a desaparecer?

-No es tan fácil. El PRI tiene una base, que va a permanecer con ellos, pero que ya no le es suficiente para ganar elecciones. Este año, el PRI no tendrá mayores oportunidades de hacer ya gran cosa. Ciertamente ganó la elección extraordinaria de Monterrey, pero debo decir que el candidato del PRI ya la había ganado en julio. El tribunal exigió que se hiciera nuevo proceso; fue una reiteración de su triunfo, sin embargo, sinceramente creo que en las condiciones actuales el PRI quedará simplemente como un partido testimonial, como lo está en la Ciudad de México; con uno ó dos diputados, y siendo blanco de todas consideraciones negativas de la gente. Me da mucha pena, pero en esta última parte de mi vida, no quiero seguir participando en él.

¿Considera que “Alternativa”, la Agrupación Política Nacional (APN) que usted encabeza, tiene realmente oportunidad de obtener su registro como partido político?

-Nosotros, los que nos sumamos a este propósito, decimos que sí lo vamos a lograr y lo haremos con honestidad, transparencia y valores, pensando sumar a la sociedad, sin excesos ni abusos; sin los hechos negativos como la imposición y la repartición de cargos, que nosotros hemos repudiado y han dado al traste con todos los intentos de renovación en el PRI.

Pero vamos a seguir luchando. A partir de este miércoles en “Alternativa” daremos inicio a una gira por todo el país, que comenzará en Morelos y concluirá antes del 31 de enero, cuando vence el plazo del Instituto Nacional Electoral (INE), para inscribir nuestra solicitud con el fin de convertirnos en un partido político.

¿Con cuántos simpatizantes cuenta “Alternativa”?

-Ahorita tenemos en nuestros registros una nómina de más de 80 mil simpatizantes que –sin una campaña de afiliación real– hemos estado recuperando en los estados. Pero, la lógica –al impulsar las gestiones para convertirnos en un partido político–, va en torno a los número de afiliados que el INE ordena, y que por mi parte, no veo difícil de alcanzar.

¿Qué expectativa tiene “Alternativa” de no seguir en el camino de otros partidos como el Partido Verde, el Partido del Trabajo o el Partido Encuentro Social (PES) y otros llamados bisagra, que se ofrecen al mejor postor?

-No estamos en ese plan, y creo que a estos partidos le ha pasado todo eso, porque lo único que quieren es lograr una oportunidad para obtener presupuesto. Es el caso de Cuauhtémoc Blanco, el gobernador de Morelos, que fue apoyado por el PES; que no sabe qué es el PES y ni el PES sabe qué es Blanco. Y yo, la mera verdad, creo que eso ocasiona el desánimo de la gente.

Por nuestra parte vamos a luchar para tratar de ser congruentes y generar propuestas que gente discuta y reconozca. No tenemos valores preconcebidos, ni quien nos de órdenes, sino tratamos que sea una organización de la gente.

¿Por qué creerle a un ex priista que hoy condena la pérdida del rumbo original de corte nacionalista del PRI, pero que fue funcionario público al servicio del gobierno de Carlos Salinas, a quien se le considera el promotor de la globalización del país?

-La verdad, ese es otro debate. Lo que le quieran decir a Salinas, díganselo a él. Durante el gobierno de Salinas yo estuve en el PRI con Luis Donaldo Colosio; suscribimos sus tesis y lo acompañamos en sus giras por todo el país. De verdad, lamento profundamente la tragedia que cobró la vida de Luis Donaldo.

Tengo 50 años en el PRI y mi trayectoria está a la vista de todos. Nunca he estado involucrado en asuntos turbios de ningún tipo, y el hecho de haber militado en el PRI tampoco es un estigma. Lo que he hecho, lo hice con plena convicción y trabajé con Colosio, con el mayor entusiasmo.

También laboré con otros presidentes del partido, como Mariano Palacios Alcocer o Roberto Madrazo, y no me arrepiento de nada de lo que he hecho.
En “Alternativa” confluyen lo mismo militantes priistas, y ex priistas y miembros de otras agrupaciones sindicales.

Es una opción abierta a todos. Tenemos gente que aún está en el PRI y otros que ya no militan allí, y también gente de izquierda que quiere encontrar un espacio. Todos son bienvenidos, y como no me gusta etiquetar a nadie, simplemente digo que en “Alternativa” están muchas mujeres y hombres libres.

¿De qué forma podríamos ubicar a “Alternativa, como una agrupación de centro o de centro- izquierda?

-Somos una agrupación y seremos un partido de verdad, al cual le interesa mucho discutir públicamente la ideología de la socialdemocracia.
Suscribimos las nuevas tendencias del pensamiento que hay en muchos países, menos en México.

Yo he hablado del esloveno Slavoj Zizek, del francés André Moran y del filósofo Zygmunt Bauman, que se pregunta si la riqueza de unos pocos nos beneficia a todos.

Ya hay una serie de pensadores que a escala mundial están discutiendo alternativas a este capitalismo asfixiante, y que a falta de una mejor manera de cómo identificarlas, llamamos “social democracia”. Yo creo que es una tendencia que la humanidad entera tendrá que seguir, porque el capitalismo como lo conocemos actualmente está en plena decadencia.

¿Cómo analiza los primeros meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador?

-Creo que los problemas no se resuelven con una varita mágica ni con el simple hecho de cambiar de presidente. Ayer expresé públicamente que López Obrador tiene que elaborar su Plan Nacional de Desarrollo, que es a lo único que realmente se comprometió al tomar protesta y señalar que cumplirá y hará cumplir la Constitución. Eso es lo único públicamente reclamable.

Yo estoy a la espera que él nos diga cómo va cumplir con el Artículo 26, que lo obliga a elaborar un Plan Nacional de Desarrollo mediante una consulta nacional. Y esa es una de las propuestas. Queremos saber cómo se van a realizar los foros para elaborar el plan, porque tenemos interés en participar.

¿Cree usted en las versiones catastrofistas que se tejen en torno a la gestión del nuevo Presidente, en el sentido de que hundirá a México?

-Yo creo que ahí hay un problema de expresiones poco afortunadas de la gente que perdió. Si tú quieres hacer una transformación de verdad, pues lógicamente vas a afectar muchos intereses, entre otros, los de los medios. Yo creo entonces que lo mejor es tener prudencia y espera a ver qué pasa.

En un caso hipotético, si López Obrador se lo propusiera ¿usted sería capaz de colaborar en su gobierno?

-No, de ninguna manera. Ni me va a invitar ni yo tampoco tengo interés en ello.

LEG