Foto: Reuters “Ya no es como la vez pasada que había policía y todo, ya se acabó todo eso”, explicó un migrante  

Desesperadas, un grupo de personas de casi mil migrantes, no quisieron tramitar las visas transitorias y poco antes de las cinco de la mañana atravesaron la frontera entre México y Guatemala, relata una de las mujeres que hacía fila en las oficinas migratorias de esta ciudad.

 

Rompieron cadenas, pero no hubo tanta violencia y los dejaron pasar, no presentaron los brazaletes que ostentan los centroamericanos que sí tramitaron sus papeles, “nosotros preferimos esperar, hacer las cosas bien”, dijo la extranjera  con visibles ojeras en los ojos.

 

En este puerto fronterizo, muchas personas que han tramitado visas transitorias duermen tranquilos en las colchonetas azules dispuestas por el personal migratorio, les han ofrecido comida y agua, “ahora no es como la vez pasada, vienen tranquilos y nosotros seguimos la orden de allá arriba, que es dejarlos pasar”, comentó personal del Instituto Nacional de Migración.

 

“Ya no es como la vez pasada que había policía y todo, ya se acabó todo eso”, explicó al mencionar que hay migrantes que vienen sin papeles, por eso se pasan así, quienes deciden hacer sus trámites por la vía legal tardan en promedio una hora.

 

Juan, de origen hondureño, es balsero, y desde hace tres años se dedica a cruzar a personas por las balsas que corren por el Suchiate, comienza a trabajar desde las dos de la mañana y hasta el momento, calculó que ya había pasado a unas cien personas.

 

Con la salida del sol, se observan siluetas de personas que viajan en las balsas, el movimiento es constante y por pasarlos, se les cobra diez pesos, los migrantes descienden tranquilas con mochilas en mano para emprender su camino para alcanzar el sueño americano.

 

DAMG