Decía uno de los diplomáticos españoles más destacados del siglo XIX, el también escritor Juan Donoso, que, en política exterior, lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa. Muchas han sido las críticas al nuevo Gobierno mexicano por su posición en torno a la situación en Venezuela, pero pocos han reparado en el fondo de lo que podría ser una hábil jugada regional.

Una primera lectura del comunicado emitido este miércoles por la Secretaría de Relaciones Exteriores dejaría ver a un México arrinconado en los principios (siempre sujetos a interpretación) de su Constitución. Nuestro país habría claudicado a su responsabilidad histórica y se habría refugiado en los preceptos de una política exterior que ha dejado de tener espacio en el juego de las relaciones internacionales en un mundo cada vez más abierto.

Todo parece indicar que no es así. En las cancillerías de América Latina se habla de una estrategia impulsada por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que tendería a abrir espacios de diálogo entre las partes en conflicto dentro de Venezuela.

Ésta sería la tesis de Ebrard: el hostigamiento hacia el régimen de Maduro no ha derivado en un cambio profundo. De nada han servido las condenas, presiones y medidas de retorsión promovidas en el terreno bilateral o en foros multilaterales. La victimización del régimen venezolano –como sucedió en Cuba durante décadas- ha sido su principal fuente de legitimidad interna y motivo de polarización.

México, trascendió en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay, estaría conformando a un grupo integrado por Gobiernos que se han abstenido de condenar a Venezuela y con el que Caracas no tiene cuentas pendientes, en el que estarían presentes, además de nuestro país, el propio Uruguay, Noruega y El Salvador.

Dicha iniciativa impulsada por Ebrard, para la cual los contactos se han iniciado en días recientes, representa por el momento el único camino para distender la crisis que se ha generado en Venezuela, tras la reelección de Maduro y el desconocimiento del proceso electoral por parte de la comunidad internacional.

Un paso en sentido positivo ha sido la aceptación de Maduro de crear la instancia de diálogo propuesta por México y Uruguay. Nuestra cuestionada Cancillería puede estar satisfecha de este primer logro. Cuando en diplomacia se dice que las cartas serán puestas sobre la mesa, más vale echar un ojo a la manga.

Segundo tercio. Va en serio la reducción de las comisiones bancarias. El líder del Senado, Ricardo Monreal, aseguró que la iniciativa de ley en este sentido podría ser adoptada en la próxima sesión que arranca en febrero. Habrá que estar pendientes de la reacción del secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, quien se había manifestado en contra de la medida.

Tercer tercio. ¿A cuánto ascenderán las pérdidas por los bloqueos de vías del tren provocados por la CNTE en Michoacán? Es mayor el temor a una escalada del conflicto si se hace uso de la fuerza que asumir los costos para la economía del estado. En Gobernación lo saben.