Fue en 1987 que, como parte de la apertura lanzada por Deng Xiaoping, se comenzaron a emitir partidos de NBA en China, aunque lo mismo da que hubiera sido cinco años antes o diez después: hasta 2002, esas transmisiones de basquetbol estaban limitadas a un público por demás estrecho, nicho que no tendía a crecer.

Todo cambió en 2002, cuando una complicadísima negociación permitió a Yao Ming ser firmado por los Rockets de Houston: se acababa de consumar la firma más estratégica de un extranjero en la historia del deporte estadounidense.

200 millones de chinos seguían su debut, cifra que se triplicaría en postemporada y apariciones en juegos de estrellas. Eso, más lo que supuso en dinero por patrocinios, en penetración de productos norteamericanos en China, en una relación tan intensa que el ex presidente Bill Clinton calificaría al inmenso basquetbolista como “la exportación china más relevante a Estados Unidos”.

Desde entonces, el beisbol busca con ansiedad a alguna perla china. Incluso las Grandes Ligas han abierto veinte centros de desarrollo a lo largo de la vasta geografía de este país, intentando propiciar el nacimiento de un gran talento que elevaría audiencias e ingresos para la gran carpa de la pelota estadounidense.

En cuanto al futbol, el proceso ha sido por demás extraño. Los magnates chinos se han adueñado de equipos en las principales ligas europeas y han comprado por muchos millones a estrellas internacionales para la liga de China, aunque eso no se ha traducido en la presencia de chinos en el futbol de élite.

Ahora el Espanyol, controlado por el empresario Chen Yansheng, ha acordado la llegada de Wu Lei, máximo goleador y mejor jugador del último campeonato chino. Una apuesta tan forzada, que desde Beijing se informa que el futbolista está lesionado y necesitado de una cirugía que le impedirá debutar hasta mayo. Es decir, el Espanyol se ha reforzado en lo mediático y en el acceso a patrocinios, mas no es términos deportivos.

En el fondo, el cuadro periquito persigue dos nociones: la primera, política, el compromiso de Chen Yansheng (como del común de los millonarios de su país) con una de las causas prioritarias para el presidente Xing Jinping, que es desarrollar el futbol de China; la segunda, económica, permitir al club que encabeza acceder al mercado más grande del planeta.

Acaso todavía no ha surgido el equivalente futbolero a Yao Ming, pero en lo que sucede los clubes europeos seguirán probando y buscando. Bien vale la pena intentarlo por alguien que garantice 200 millones adicionales de televidentes por partido.

Twitter/albertolati

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