“¡Pásele, pásele! ¿Qué talla? Chica o grande, pregunte sin compromiso. ¿A quién se quiere encomendar? ¿Busca algún milagrito?”, son algunas de las frases que Mariana Guevara escuchó desde su llegada al mercado de Iztapalapa con la intención de vestir a sus tres niño Dios.
Los colores o intención del vestido son las cosas que más le apuran a la señora Guevara, con 53 años de edad y originaria de la demarcación, porque “uno procura agradarle al niñito y ponerlo guapo para estas fechas; nada más que no se vea folclórico. Ya si uno quiere puede hacerle alguna petición especial y forrarlo a su manera”, mencionó mientras observaba un catálogo de ropa para niños.
Luego de checar por más de diez minutos las sugerencias impresas, se decidió a vestir a dos de sus figuras del “Santo Niño de Atocha”, mientras que el otro, del cual es “madrina”, del “Niño Estudiante”. La vestimenta del patrón de los mineros fue por iniciativa del hijo menor de Mariana, en honor de los favores recibidos, y la otra imagen para que su sobrina pudiera terminar la escuela sin complicaciones.
Curiosos que buscan adornar a sus “pequeños” se detienen a chulear los niños de Mariana; una persona le recomendó no tener “al estudiante” dentro de una vitrina para que “no se vaya a enojar”. Entre los puestos se murmura que las figuras se deben poner en un altar con una vela, dulces y juguetes. También ofrecen canastas y cobijas para arropar al recién nacido y que pueda dormir tranquilo.
“Será el sereno, pero se debe tener mucho respeto por la imagen. Es una tradición muy bonita en donde el dinero no es un gasto, sino una ofrenda. Claro que es un muñeco de resina; sin embargo, el significado (y fe) que cada uno le otorga es lo que vale”, platicó la dueña de un puesto de vestidos y restauraciones.
El precio del atuendo del Niño Dios depende del tamaño, modelo y adornos que se quieran agregar, mismos que van desde $60 hasta $900, aproximadamente.
Antes de marcharse del mercado, Mariana compró unas velas, galletas y dulces; estos alimentos los ofrecerá en la misa por el Día de la Candelaria el próximo 2 de febrero a aquellos que se acerquen a besar y saludar a sus niños. Una tradición que heredó de sus papás y espera que sus nietos puedan continuar.
PL