En prácticamente todas las disciplinas deportivas se dan revanchas que el destino pone como una nueva oportunidad para saldar cuentas, así hayan pasado muchos años, la memoria de los aficionados que cargaron con el dolor de la derrota no olvida y mucho menos perdona la tragedia propiciada por el adversario.
Ahora en el Super Bowl LIII, los Rams tienen ante ellos la posibilidad de regresar el trago amargo que los Patriots les produjeron en aquella lejana temporada de 2001, cuando ante todo pronóstico, le arrebataron a los de en ese entonces St. Louis, el Vince Lombardi, y así comenzar con la última dinastía de la NFL.
Esta ocasión, existen similitudes en los dos equipos que ahora están en el rol anverso. Jared Goff llega a Nueva Orleans como el inexperto quarterback que busca darle a su equipo la gloria con más deseos que pronósticos favorables para él mismo entre los analistas y expertos, tal como se presentó Brady en su primer Super Bowl. Aquel año, Tom vivía su primera campaña como titular en los Pats.
En los dos casos anteriores que un par de equipos se reencontraron en el Super Bowl, el perdedor del primer encuentro cobró venganza y alzó el Vince Lombardi, ahora los Rams están ante la oportunidad de hacer lo mismo frente a los Patriots, quienes ganaron su primer título de la NFL en su historia ante ellos.
16 años después, McVay y compañía quieren cobrar aquella dolorosa derrota que sufrió Kurt Warner y todo el equipo que llegaba como amplio favorito contra Brady y Belichick.
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