Los grupos delictivos que se dedican al robo de gasolina y que operan en el Estado de México, han encontrado en el gas licuado de petróleo (LP) la nueva modalidad de generar ganancias ilícitas. El negocio es redondo, pues las gaseras clandestinas que vende todo ese producto, siguen operando en la entidad vecina con la complicidad de las autoridades.
Empresarios de ese ramo -bajo condición de anonimato por temor a represalias- han denunciado a la Secretaría de Energía (Sener) la proliferación de las gaseras que venden con total impunidad el gas robado, sobre todo en los municipios como Los Reyes La Paz y Chimalhuacán, donde acusan también la complicidad de las autoridades locales y estatales.
Ya que a pesar de las diversas denuncias que han iniciado en la Fiscalía del Estado de México, en las cuales los propios afectados han entregado pruebas, nada han hecho para frenar la proliferación de las gaseras clandestinas, las cuales ni si quiera cuentan con los requisitos mínimos de Protección Civil para prevenir una tragedia.
“No dudamos que estén incluso sobornando a los alcaldes de Los Reyes la Paz, Chimalhuacán, o coludidos con la gente de Protección Civil, hasta la Fiscalía del Estado, no sabemos aún hasta donde se hayan metido los huachicoleros del gas, de lo que nos damos cuenta es que las gaseras han incrementado”.
“Por eso le pedimos el gobernador Alfredo del Mazo que revise que esta pasando en esos lugares. Estamos advirtiendo y avisando a tiempo antes que se registre una tragedia aquí como la de la Hidalgo por el robo de gasolina. El Gobernador necesita revisar que pasa en Protección Civil que no los clausura y revisar en la Fiscalía por qué no proceden nuestras denuncias”, comentó un empresario gasero afectado por los huachicoleros del gas LP.
A decir de la asociación civil Conciencia Ciudadana, en los municipios de Los Reyes La Paz y Chimalhuacán, las gaseras clandestinas han proliferado de manera considerable desde el 2018. Estas se instalan en zonas prohibidas para la venta del combustible como en lugares habitacionales y al rededor de las escuelas, lo que representa un peligro para todos ellos, pues además, no cuentan con los requisitos mínimos de seguridad que exige Protección Civil para los expendios.
fahl