Podría parecer caricaturesco, pero no lo es. Hace unos días, las redes sociales reprodujeron dos tuits comparativos del usuario @VicioNez, hoy ex empleado del Instituto Nacional de Antropología e Historia. En su primer mensaje, con tono desafiante y lenguaje no propio de ser reproducido en estas páginas, invitaba a comprar su boleto de avión a todos aquellos que decían que saldrían del país si ganaba López Obrador. Semanas más tarde, el seguidor de Morena vendía libretas hechas a mano, después de haber sido despedido por la cuarta transformación.

 

Este usuario de la red representa la tragedia que muchos servidores públicos viven en estos momentos. Bajo el argumento de una austeridad republicana que se encamina a la pobreza franciscana y que los trabajadores del Estado han sido causantes de los males de este país, la nueva administración se ha dado a la tarea de reducir el número de plazas.

 

La cifra de funcionarios susceptibles de perder su empleo no es menor. De acuerdo a información del INEGI, reproducida por el diario La Jornada, hace un par de años en el país se tenía registro de 1.7 millones de servidores públicos. De ese universo, 70% correspondía a trabajadores sindicalizados; 518 mil personas formaban parte de la nómina con plazas de confianza, eventuales y honorarios.

 

Según los proyectos gubernamentales, esta administración se aprestaría a desaparecer 70% de las plazas de confianza. Tan sólo este año, cerca de 12 mil funcionarios que ocupan puestos de este tipo podrían ingresar a las filas del desempleo.

 

Más allá de la tragedia de perder la fuente de ingresos, los servidores que han sido separados de sus cargos se quejan de malos tratos y de falta de protocolos que les impiden contar con documentos tan básicos como la baja administrativa, necesaria para iniciar activar trámites como el pago del seguro de separación o el seguro de desempleo que aplica para los créditos hipotecarios.

 

Todo esto representa una paradoja, ya que, como se comentó en este espacio, de acuerdo a encuestas elaboradas por el equipo del entonces candidato presidencial José Antonio Meade, 45% de la burocracia votó por el candidato de Morena, mientras que 23% lo hizo por el ex secretario de Hacienda y 21%, por Ricardo Anaya. Los trabajadores del Estado hoy están bajo la mira de un Gobierno que desconoce, incluso, a quienes sufragaron por él.

 

Segundo tercio. ¿Llegará el día en que López Obrador gobierne con la vista hacia adelante y dejar de culpar de todo al pasado?

Tercer tercio. Mañana habrá señales en el Banco de México. Con la Junta de Gobierno completa después de la llegada de los dos nuevos subgobernadores, Gerardo Esquivel y Jonathan Heath, este órgano hará su primer anuncio de política monetaria de 2019. El 21 de febrero, cuando se difunda la minuta, se sabrá qué tanto se ha logrado colar la cuarta transformación en esta entidad autónoma del Estado.