Foto: Reuters El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo el viernes que la llegada a la frontera con Colombia de cargamentos con ayuda humanitaria de Estados Unidos para los venezolanos es un "show", y pidió que se reparta en la nación vecina  

CARACAS.- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo el viernes que la llegada a la frontera con Colombia de cargamentos con ayuda humanitaria de Estados Unidos para los venezolanos es un “show”, y pidió que se reparta en la nación vecina.

 

Maduro ha negado que en su país haya una crisis humanitaria, pese al éxodo de millones de sus compatriotas en los últimos años, la escasez de alimentos y medicinas, la recesión y la hiperinflación. Y dice que su gobierno no aceptará “limosnas”, y menos de la Casa Blanca, a la que acusa de querer derrocarlo tras haber asfixiado la economía con sanciones.

 

La ciudad colombiana de Cúcuta, fronteriza con Venezuela se convirtió en un centro de acopio de ayuda humanitaria enviada por Estados Unidos, quien ha reconocido junto a otros países de Europa y Latinoamérica como presidente interino al opositor Juan Guaidó, jefe del Congreso.

 

“Venezuela no va a permitir el show de la ayuda humanitaria falsa porque no somos mendigos de nadie, así se sencillo. Tenemos la capacidad de trabajo, de producción, para atender a 6 millones de hogares”, dijo Maduro a periodistas en el palacio presidencial.

 

“Toda esa ayuda humanitaria agárrenla y se la dan al pueblo de Cúcuta que tiene bastante necesidad”, agregó.

 

Los primeros camiones con ayuda para el país petrolero llegaron el jueves a un centro de distribución de 150 metros cuadrados en la ciudad fronteriza colombiana.

 

Allí se armaban bolsas de arroz, harina, azúcar y productos sanitarios en sacos para distribuir, mientras del otro lado de la frontera militares venezolanos y algunos contenedores bloqueaban el paso de camiones en uno de los puentes limítrofes.

 

“Esto aquí se trata de una campaña humanitaria, es una campaña con base moral y ética que está formada para aliviar dolor y hambre, que está dirigida a los más necesitados, es legal, está autorizada por el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, y es urgente”, dijo el embajador de Estados Unidos en Colombia, Kevin Whitaker, al visitar el centro de acopio.

 

Guaidó advirtió a los militares que pueden cometer “un crimen de lesa humanidad” si impiden la entrada de la ayuda, que calculó puede salvar la vida de unas 250 mil personas.

 

“Si se atreven a seguir obstaculizando los caminos iremos a abrir el canal humanitario”, dijo durante un acto universitario, sin dar mayores detalles.

 

El director de la gubernamental Unidad para la Gestión del Riesgo de Desastres colombiana, Eduardo José González, aseguró que la ayuda no será entregada en Colombia sino en Venezuela en una operación humanitaria que coordinará Guaidó.

 

Mientras la ayuda de Washington esperaba en la frontera de Venezuela y Colombia, una embarcación de la Armada de Venezuela llegó el viernes a Cuba con vehículos y materiales de construcción para ayudar a reparar algunos barrios de La Habana que fueron azotados por un tornado a fines de enero.

 

POSIBLE CATÁSTROFE

Maduro, que vive su peor crisis de gobernabilidad, se mostró desafiante ante las sanciones impuestas por Washington sobre la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), y aseguró que “siempre tendrá mercados” para el crudo que venía comercializando en Estados Unidos.

 

Sin embargo, dijo que un eventual bloqueo de los barcos que trasladan el petróleo venezolano tendría consecuencias “catastróficas” sociales y económicas para el país que recibe el 90 por ciento de sus ingresos de la venta del crudo.

 

Alrededor de una docena de tanqueros con más de 7 millones de barriles de petróleo y productos refinados venezolanos permanecen anclados desde hace días en la costa estadounidense del Golfo de México, a la espera de saber cómo proceder bajo las recientes sanciones contra el gobierno de Maduro.

 

La Casa Blanca se ha mostrado dispuesta a apoyar al equipo de Guaidó para que reciba los ingresos por la venta de petróleo con la creación de un fondo bancario en su país y la designación de directivas paralelas en PDVSA y su filial en Estados Unidos, el complejo refinador Citgo.

 

Maduro advirtió que las personas que acepten esos nombramientos “ilegales” enfrentarán a la justicia local y reiteró que evalúan más acciones legales para responder a las medidas de Washington.

 

Una agrupación de países europeos y latinoamericanos acordó esta semana enviar una misión a Venezuela para buscar garantías y conseguir se celebren elecciones presidenciales lo más pronto posible.

 

Maduro se mostró dispuesto a recibirlos pero antes acusó a la Unión Europea de asumir una posición parcial en la crisis que vive su nación.

 

“Ojalá el grupo de contacto de la Unión Europea sirva para escuchar a Venezuela (…) Ustedes están sordos ante la verdad”, dijo.

 

A pesar de su menguante popularidad, Maduro mantiene el control de la cúpula militar y cuenta con el apoyo diplomático de Rusia, China y otros países.

 

Pero Estados Unidos estableció comunicaciones directas con miembros del ejército venezolano a fin de que abandonen a Maduro y prepara nuevas sanciones para aumentar la presión sobre el gobernante socialista, según un alto funcionario de la Casa Blanca.

 

 

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