De acuerdo al Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), los programas sociales impulsados por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Becas para el Bienestar Benito Juárez y Jóvenes construyendo el futuro corren el riesgo de no cumplir con sus metas de impulsar la educación media superior y la transición al mercado laboral formal.

El CEEY explica que las transferencias monetarias que recibirán los jóvenes de entre 18 y 29 años de edad, “no resuelven el problema del deficiente desempeño escolar que obstaculiza el aprovechamiento de la capacitación laboral o el proseguir con estudios de educación superior”.

Incluso, señala que las becas de capacitación laboral, que son de 3 mil 600 pesos mensuales, al ser más elevadas que las educativas que son de 2 mil 400 pesos mensuales, “proporcionan un incentivo a abandonar los estudios en las edades críticas, al recompensar más el trabajo que el estudio”.

En tanto, los apoyos para el Bienestar Benito Juárez en la educación media superior –de la Secretaría de Educación Pública (SEP)– proporcionarán un incentivo monetario de 800 pesos mensuales para la permanencia en esa escala educativa y su conclusión.

Al analizar la iniciativa de reforma constitucional en materia de calidad y evaluación de la educación, publicada el 13 de diciembre pasado, el Centro de Estudios consideró que la propuesta establece a la educación de excelencia como medio para el bienestar y elimina la obligación del Estado a garantizar la calidad para alcanzar el máximo logro de los educandos.

“Con el fin de evitar privar a los docentes de su plaza laboral mediante exámenes estandarizados, también elimina la evaluación obligatoria para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio profesional docente”, destacó.

Ante ello, propuso que la Secretaría de Educación Pública y la del Trabajo, se coordinen para favorecer los estímulos a la educación media superior sobre los de capacitación laboral.

Y advirtió que la nueva reforma no reconoce dentro de la educación que imparta el Estado, la escolaridad previa a la preescolar ni la educación superior. Siendo que la primera es clave para reducir pobreza y desigualdad en la edad adulta (PNUD, 2016), y la segunda materializa las más altas remuneraciones laborales.

LEG