La consistente crítica del Gobierno federal a la persona y acciones del ex presidente Felipe Calderón tiene el objetivo de debilitar al PAN como único partido que puede representar una oposición real a Morena.

Ni el PRI ni el PRD pueden asumir ese papel cuando están más preocupados por su propia sobrevivencia.

No es raro que cada vez que el presidente López Obrador descalifica a Calderón –por el motivo que sea-, las cuentas de Twitter “Ni un voto al PAN’’ reaccionan con fiereza… a pesar de que Calderón dejó de ser panista hace casi dos años.

El PAN tiene fuerza en el Senado y sobre todo en la Cámara de Diputados.

Su coordinador, Juan Carlos Romero Hicks, goza del respeto hasta de sus contrincantes en Morena.

Sin estridencias, el guanajuatense ha puesto a su bancada a trabajar horas extra para afianzarse como la oposición real.

Atacar a Calderón, exhibirlo –aunque no haya cometido nada ilegal, pero “sí inmoral’’, según López Obrador-, le pega directamente a la credibilidad del PAN.

Y no es casualidad que ocurra en estos momentos cuando Acción Nacional deberá enfrentar dos elecciones en estados que son sus fuertes: Puebla y Aguascalientes.

En ambos estados, los panistas traen un pleito interno que no han podido resolver; para ello se reunirá hoy la Comisión Permanente del partido.
En Puebla los grupos siguen divididos; no hay acuerdos entre el comité estatal y el nacional sobre el nombre del candidato ni mucho menos con el método de selección.

Y en Aguascalientes, el pleito entre el gobernador Martín Orozco y la presidenta municipal de la capital, María Teresa Jiménez, es de pronóstico reservado.

Jiménez se quiere reelegir como presidente municipal, pero Orozco considera que no tiene posibilidades de ganar y presiona por otro candidato, un allegado a él, desde luego.

Así entre los ataques diarios desde Palacio Nacional y los pleitos intestinos, el PAN lucha por ocupar el lugar que algún día le generó el reconocimiento social que le hizo ganar dos veces la Presidencia de la República.
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Por cierto, ayer Romero Hicks pidió al presidente de la Mesa Directiva del Senado, Porfirio Muñoz Ledo, y a las presidentas de las Comisiones de Puntos Constitucionales y Educación que se precise cuál es el impacto presupuestal de la contrarreforma educativa de Morena.

Y es que en todas las iniciativas que suponen una reforma constitucional, como la que se discute para la creación de la Guardia Nacional, hay un apartado en el que se precisa el costo presupuestal de la medida.

Aquí en la iniciativa de reforma educativa presentada el 12 de diciembre por Morena, ese apartado no existe.

El panista pidió que se precise cuánto costará a los mexicanos la contrarreforma educativa…y que se corrija el “error de dedo’’ que suprimió la garantía de la autonomía universitaria.

Error que fue reconocido por el propio Esteban Moctezuma, pero pasan los días y no se corrige.

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Son tantas las acusaciones que pesan contra el diputado Mauricio Toledo, que el PRD, por fin, informó que la Dirección Nacional Extraordinaria inició un proceso de sanción a cuatro diputados, entre ellos el ex delegado de Coyoacán, acusado de cobrar diezmos a los trabajadores de la demarcación.

Quizá por eso Toledo filtró la versión de que está pensando dejar al PRD y viendo para Morena.

Ya se sabe que quien ingresa a las filas de ese partido, sus pecados políticos –y otros- les son perdonados.

A ver.