Pocas ganas tienen de irse de Europa los británicos cuando buscan permanentemente prórrogas. A finales de este mes, Gran Bretaña hará historia cuando sea el primer país de la Unión Europea que se marcha del poderoso club.
Gran parte de la clase política británica sabe que terminará mal. Muchos de los que la impulsaron ahora se arrepienten. Reconocen que tienen mucho más que perder que ganar.
La primera ministra del Reino, Theresa May, es la principal valedora de su salida. En el fondo, May sabe que lo que está defendiendo no es fácilmente defendible. La involución de su economía les puede arrastrar varias posiciones con respecto a los países punteros de la comunidad internacional. También sabe que su salida tiene un costo, y un costo elevado. Se habla de cerca de 120 mil millones de dólares, una cantidad desorbitada que representa el PIB de muchos países pequeños y no tan pequeños.
La Unión Europea tiene claro que no lo va a pagar. No es el “club” el que solicitó que se fueran los británicos. Fueron los propios británicos en un referéndum suicida. Ahora muchos de los que votaron a favor de la salida se arrepienten y piden que se celebre un segundo referéndum.
No es descabellado. El líder de los laboristas, Jeremy Corbyn, lo solicita un día sí y otro también. Pero no solamente él. Incluso miembros del propio partido de Theresa May lo hacen. Cada vez se ve más como en las entrañas de su propia casa; hay agujeros que pueden terminar dando al traste con ella.
Hay otra salida a corto plazo. Se baraja pedir una moratoria y aplazar la salida de Gran Bretaña unos meses, posiblemente dos. Eso le daría a la primera ministra un pequeño margen de maniobra para intentar reconducir esa importante problemática.
La Unión Europea está siendo inflexible en las condiciones de la salida del Reino Unido. Ésa es una de las causas por las que Theresa May intenta ganar tiempo.
De todos modos, si nadie lo remedia, a finales de este mes de marzo se producirá la histórica salida del poderoso Reino Unido con respecto de la Unión Europea. Sólo que el poder de Gran Bretaña quedará bastante acotado.