El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, será acusado por cargos de corrupción, anunció ayer el fiscal general de dicho país, una decisión que se produce seis semanas antes de una disputada elección nacional, en la que pretende reelegirse.
Es la primera vez que un primer ministro israelí en servicio recibe una notificación sobre una futura presentación de cargos, lo que profundizó además la incertidumbre sobre cómo Netanyahu, un veterano líder de derecha, enfrentará a una coalición de emergentes rivales centristas.
La presentación de los cargos incluyen soborno, fraude y abuso de confianza. La decisión del fiscal Avichai Mendelblit se produce después de tres años de investigaciones, y consideró que Netanyahu “actuó en un conflicto de intereses, abusó de su autoridad, al tiempo que tuvo en cuenta otras consideraciones que se relacionan con sus intereses personales y los intereses de su familia; y corrompió a los servidores públicos que trabajaban bajo su responsabilidad”.
Con la voz cargada de indignación, mientras se dirigía a la nación durante el horario estelar televisivo, Netanyahu desestimó los tres casos criminales, y llamó “caza de brujas” la acción penal, orquestada para sacarlo del poder.
“Tengo la intención de servirle a usted y al país como primer ministro durante muchos años más. Pero depende de usted”, declaró, en referencia a sus esperanzas de ganar un cuarto mandato consecutivo en abril.
“No depende de los funcionarios. No depende de la televisión. No depende de los expertos ni de los periodistas”, añadió.
La imputación final tendrá lugar hasta que se celebre una vista, en la que el jefe del gobierno puede argumentar contra el análisis legal y presentar alegaciones en su defensa.
El ex director general del ministerio de Comunicaciones y el ex asesor de relaciones públicas aceptaron ser testigos.
LEG