Si hay alguien que tiene influencia y peso en áreas estratégicas de la UNAM es el ex rector José Narro Robles.

En su larga carrera, en esta institución, no sólo tejió alianzas académicas, sino también políticas con los diferentes grupos, e incluso con liderazgos estudiantiles institucionales y hasta con los llamados de izquierda y ultraizquierda.

En lo que se refiere a la burocracia universitaria, su influencia es tal, que gente afín al ex rector aún se encuentra ubicada en áreas estratégicas para la casa de estudios. En esta columna ya hemos mencionado algunos nombres, como Alejandro Fernández Varela, en Actividades Deportivas, o el peso de la opinión de Jaime Vázquez, en el área de Seguridad.

Por eso, quienes conocen las entrañas de la UNAM consideran que el doctor Narro se va, pero no se va.

Y desde fuera de la academia universitaria puede tener más peso en algunos aspectos que el mismo rector Enrique Graue, quien ni siquiera pudo cumplir con su compromiso de recuperar para la comunidad de la Facultad de Filosofía el auditorio Justo Sierra, conocido por varios grupos como Che Guevara.

El otro personaje con un gran peso en la institución es, precisamente, el ex rector De la Fuente, pero fuera del país y enfocado en la encomienda del presidente Andrés Manuel López Obrador en la ONU, su influencia se reduce prácticamente a cero. Hasta Javier Jiménez Espriú y su grupo han recuperado el terreno que habían perdido.

La decisión del ex secretario de Salud, ex subsecretario de Gobernación y ex líder de la Fundación Colosio de buscar la presidencia del PRI, no es disparatada. Nadie de los contendientes por la dirigencia tricolor, como Narro Robles, conoce a los miembros del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y de sus colaboradores más cercanos, así como otros destacados integrantes de lo que se ha dado en llamar la cuarta transformación (lo que sea que eso signifique).

… Y con algunos hasta tuvo la posibilidad de hacer negociaciones políticas.

Con Jiménez Espriú, titular de la SCT, comparte el ser parte de la élite de la universidad; con la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, tuvo acercamientos durante la huelga del CGH, pues Narro era el encargado de dialogar con los activistas que cerraron la universidad más de 10 meses y Ariadna era activista de la Facultad de Arquitectura. Por esas fechas, el alcalde de Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, era tesorero del Consejo General de Huelga.

Conoce muy bien a Claudia Sheinbaum y las negociaciones que la rectoría sostuvo en su momento con su ex esposo, Carlos Ímaz, con Antonio Santos e Imanol Ordorika. También tuvo contacto con la actual secretaria de Ciencia y Educación de la Ciudad de México, Rosaura Ruiz, y hasta fue su jefe.
Narro fue el operador de De la Fuente para desactivar el paro estudiantil de 1999-2000. Y muchos de los que colaboraron y negociaron con él ahora son funcionarios universitarios, del Gobierno federal, del de la Ciudad de México o integrantes de las Cámaras de Senadores, Diputados y hasta la capitalina.

#¿LoboEstásAhí?

Tal parece que al CV de quienes quieran ser parte de la 4T hay que incluir la foto con su líder.