Foto: Daniel Perales Elevaban cantos por todas las mujeres, poco antes de las cuatro de la tarde, en la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer  

Había pocas nubes en el cielo, el sol intenso se reflejaba en el concreto de la avenida Paseo de la Reforma, donde más de ocho mil mujeres se dieron cita para manifestarse. De entre ellas cinco mujeres con sahumador y copal elevaban humos al cielo y ofrecían agua a la tierra, pidiendo justicia para ellas y una marcha pacífica.

 

 

Elevaban cantos por todas las mujeres, poco antes de las cuatro de la tarde, en la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

 

 

Seis minutos después las organizadoras establecieron el orden del numeroso contingente: primero irían las feministas «radicales», luego familiares de mujeres desaparecidas o violentadas y después más feministas.

 

 

Aun con la segmentación, las voces femeninas prevalecían en el ambiente, con banderas de todos los colores, desde las moradas y magentas hasta verdes y con los siete colores del arcoíris, que al grito de “Alerta” dieron por iniciada la marcha.

 

Con contingentes de todos los colores y procedencias caminaban a paso lento por la avenida Paseo de la Reforma. La marcha, a pocos minutos de haber iniciado, tenía una extensión desde el Ángel de la Independencia hasta un poco más adelante de la Embajada de Estados Unidos.

 

 

Además había mujeres desplazadas de la Sierra de Guerrero y de diversos colectivos indígenas; entre el olor del copal y del aerosol, algunas mujeres hacían pintas; la marcha buscaba manifestar las diversas desigualdades que enfrentan en la vida social, laboral y cultural.

 

 

Como siempre, presentes en los mejores eventos, los vendedores ambulantes buscaban calmar la sed con congeladas de rompope y limón, refrescos preparados con chile piquín y limón, así como brillantes banderas para que las mujeres ondearan con el puño en alto por la lucha por la equidad de género y la justicia

 

 

jhs