Para muchos, la motivación última para realizar cualquier actividad es, “porque me hace más feliz, o al menos me acerca a la felicidad”. Por eso nos esforzamos, trabajamos, hacemos ejercicio, adquirimos productos, buscamos una pareja, o lo que sea.
Si ese es el principal, o uno de los principales incentivos en nuestra vida, conviene averiguar si lo conseguimos, es decir, qué tan felices nos reportamos.
El Informe Mundial de la Felicidad que acaba de presentar Naciones Unidas sitúa a México en la posición 24 de 156. Aunque en Latinoamérica somos el segundo lugar, solo aventajados por Costa Rica.
Resulta paradójica esta felicidad si consideramos que, de todos los países de la OCDE, México es el peor calificado en temas de corrupción. Además, sabemos que tiene altos niveles de pobreza y violencia, por mencionar algunas de las preocupaciones más sensibles. ¿Entonces qué pasa? ¿Por qué nos reportamos tan felices? Dejo las conclusiones al final.
Por el INEGI sabemos que los mexicanos reportamos estar más felices que nunca. En una escala de 0 a 10, el último promedio de satisfacción con la vida fue de 8.4, número más alto de toda la serie.
Respecto a la última medición que fue en enero de 2018, todos los dominios reportan una mejor calificación. Nos sentimos mejor con la vida, con nuestras relaciones personales, con nuestra ocupación, vivienda, estado de salud, con los logros en la vida, con las perspectivas de futuro, con el nivel de vida, con el vecindario, el tiempo libre, la ciudad y el país y hasta con la seguridad ciudadana (Cfr. INEGI, BIARE, 2019).
Ahora sí, algunas ideas a modo de conclusión:
(1) A pesar de las dificultades del país, el mexicano muestra una gran satisfacción con la vida, primero, porque es parte de su identidad, de la idiosincrasia latinoamericana. Los mexicanos somos, “puro pa´lante” dicen en mi pueblo.
(2) En segundo lugar, porque prevalece también la impresión de que los mexicanos somos generosos, solidarios, cálidos y hospitalarios; características importantes para evaluar nuestra satisfacción con el entorno.
(3) Luego, porque aunque hay altos niveles de pobreza, no siempre más dinero es más felicidad. Un país con un producto interno bruto más alto no necesariamente será más feliz.
(4) En cuarto lugar, porque “ojos que no ven, corazón que no siente”. Nos evaluamos bien porque muchos no conocemos lo que significa estar mejor, no conocemos mejores situaciones. Nos acostumbramos y pensamos que así está bien.
(5) En quinto y último lugar ─seguro habrá más explicaciones─ porque el reciente cambio de gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador ha traído para muchos, como lo hemos visto en otras estadísticas, al menos uno voto de confianza hacia el futuro. Y pensar que el futuro estará mejor ya es aliciente para sentirse mejor en el presente, nos los recordaba Tomás de Aquino.
@VicenteAmador