El toque de la banda de guerra se escuchó a las 10:00 horas alertando a todos los invitados –quienes llegaron entre protestas– para ponerse de pie, pero no fue sino hasta los 10 minutos que el Presidente se hizo presente en el patio central de Palacio Nacional.

Ataviado en corbata vino y traje negro, el morenista prolongó su discurso hasta una hora con 16 minutos; sin embargo, el culpable de que la atención de los presentes decayera antes de la mitad de éste fue el sol, pues los 24 grados de temperatura que se regustraron causaron incomodidad, o quizá no fue culpa del sol, sino del personal de logística que parece haber echo oídos sordos de aquello que el mandatario siempre ha reprobado: que le coloquen sombra a él y a los invitados no.

Aunque se invitó a 600 personas, no logró tener 100% de asistencia, pues de los 32 gobernadores, ocho faltaron, entre ellos los que se dicen contrapeso como Javier Corral y Enrique Alfaro, de Chihuahua y Jalisco; causó sorpresa la ausencia de Alejandro Moreno, titular de la Conferencia Nacional de Gobernadores y mandatario en Campeche.

Los espacios vacíos también se observaron en el grupo de empresarios, de entre los que destacó la presencia de Carlos Slim, de Grupo Carso; Carlos Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial; y Antonio del Valle, presidente del Consejo Mexicano de Negocios.

Al informe no asistió ningún líder de partido de oposición ni del oficial Morena.

Cual si fuera retrato familiar, a quienes sentó al frente de él y al centro del público fue a su esposa Beatriz Gutiérrez, junto a quien quedó un asiento vacío que no ocupó su hijo menor Jesús Ernesto. Sin embargo, sí se vio a José Ramón, Andrés y Gonzalo Alonso, los tres hijos mayores del mandatario. Tras el informe, a José Ramón incluso se le vio dándole un tour a su novia por Palacio Nacional.

Afuera de Palacio Nacional, los invitados debieron esquivar una protesta de personal de la Secretaría de Salud que laboraba para el programa Prospera y que fue despedido; el bloqueo al circuito del Zócalo por parte de maestros de los Centros de Atención para Estudiantes con Discapacidad (CAED), que demandaban su pago que no han recibido desde enero, y el plantón que mantienen al exterior de ese inmueble desplazados por la violencia en Guerrero.

Entre gritos que exigían la presencia del Presidente. Tania González, una doctora proveniente de Tlaxcala, aseguró que ésta no fue la primera ocasión en la que acuden a Palacio Nacional en busca de respuestas.

A unos metros de ellos, y provenientes de 17 estados de la República, maestros de los CAED cerraron el paso vehicular en el circuito del Zócalo porque exigían que algún subsecretario de la SEP los atendiera.

Y mientras ellos esperaban respuestas, funcionarios, gobernadores, legisladores y líderes empresariales llegaban a la puerta norte de la fachada de Palacio Nacional.

LEG