¿Qué hará el gobierno de López Obrador ante la amenaza clara y directa de la CNTE de manifestarse en varios estados en contra del proyecto de Morena de reforma educativa?

¿Será que veremos la segunda parte de la confrontación que atestiguamos en enero por el bloqueo de las vías del ferrocarril en Michoacán, que por cierto ganó la CNTE?

El texto de la reforma educativa de Morena, que se debatirá este jueves en la Cámara de Diputados, contiene algunos cambios más de forma que de fondo respecto al promovido por Peña Nieto.

El cambio más importante es la eliminación del carácter punitivo de las evaluaciones, es decir, ahora los profesores no serán corridos ni quitados del pizarrón si no aprueban los exámenes.

Pero las evaluaciones se mantienen para la “admisión, promoción y reconocimiento del personal docente, directivo y de supervisión’’.

Es decir, que no habrá plazas automáticas –y eso hay que aplaudirlo- como es la demanda de la CNTE.

Sí se elimina el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), que será sustituido por un organismo que ni nombre tiene en este momento.

También desaparece el Sistema de Evaluación Docente que será sustituido por el Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación, organismo que se encargará de evaluar y proponer programas para mejorar la docencia.

Se promete fortalecer las normales y se establece la obligatoriedad de la educación superior.

En cuanto a los planes y programas educativos, la propuesta de Morena es regresar las clases de civismo, además de incluir desde la educación básica conocimientos de filosofía, lenguas extranjeras e indígenas y literacidad, definido en el propio texto como la “capacidad de recibir y analizar información mediante la lectura, dentro de un contexto determinado’’.

Son algunos de los cambios propuestos por la administración lopezobradorista respecto a la ley impulsada por Peña Nieto.

Si son o no suficientes para tener una educación de excelencia, usted tendrá su opinión.

Pero de entrada, a la CNTE, que en muchos periodos de la campaña de AMLO se manifestó como su socio, no le gustaron nada y amenazan con cobrar –y caro- ese apoyo político

Tiempo de cosecha, dirían por ahí.
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Cuatro consorcios internacionales recibieron una invitación directa del Gobierno mexicano para participar en la construcción de la refinería Dos Bocas, Tabasco.

Eso, porque según López Obrador, en licitaciones internacionales pasadas “había mucha corrupción’’.

¿Y qué no era mejor para el país que el nuevo Gobierno nos enseñara cómo hacer licitaciones sin tranzas en lugar de una restringida que genera sospechas?

O había mucha corrupción o simplemente no lo supieron hacer.

¿Usted qué piensa?
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No hubo ayer en la conferencia matutina el numerito de la firma del documento mediante el cual López Obrador se comprometería con la ciudadanía a no buscar la reelección.

Quizá lo pensó dos veces, o quizá alguna voz razonable dentro de su gabinete le hizo ver que eso era pura y real demagogia, pues ese documento no tendría validez jurídica alguna.

Igual que los compromisos firmados por Peña en su momento ante notario público.

Demagogia pura y sin filtros.