Ya es demasiado tarde para modificar la esencia de los primeros uniformes del común de los equipos: Real Madrid tendrá que seguir blanco, como River Plate atravesado por una franja roja, Inter neroazzurro, Guadalajara a rayas rojiblancas y Fluminense en la extraña mezcla de tres colores.
Asunto incluso más delicado al tratarse de selecciones nacionales, camisetas que, con o sin razón, muchos ven como la mismísima representación de la patria: a raíz del trauma del Maracanazo de 1950 Brasil está destinado a ser verdeamarela, así como Italia dejó de ser reinada por la dinastía Saboya mas mantiene su azul en la casaca y Argentina no posee opción de desprenderse del albiceleste.
Ya después cada cual puede hacer lo que quiera, o casi, con su segundo uniforme: Alemania que lució en el Mundial 2014 el rojinegro del Flamengo (vaya paradoja, con el rostro del club más amado de Brasil, humilló a la selección brasileña en el Mineirao) y México se aventuró a un diseño idéntico al de Charlie Brown en ese mismo torneo (¿por las canciones brasileñas que mencionan a ese personaje de dibujos animados?). Incluso hay casos por demás curiosos, como el de Francia que alineó en Argentina 1978 con el verdiblanco del Atlético Kimberley de Mar del Plata, por confundirse su playera con la del rival, Hungría. O el de Austria que por motivos parecidos utilizó el de la Lazio en Italia 1934. O México con el del Cruzeiro en Brasil 1950, dadas las similitudes con el modelo que llevaba la selección suiza. O Argentina saliendo apuros con el amarillo del Malmo en Suecia 1958.
Sin embargo, esas historias obedecieron a accidentes propios de tiempos de menor planificación y no a campañas publicitarias. Hoy el Tri será negro tras estudios que suponemos tan meticulosos como ambiciosos. Uniforme elegante y con apego tanto a la tradición deportiva como la histórica del país, al retomar elementos del balón Azteca del Mundial 1986. Sin embargo, que debía ser verde y no lo es.
En Sudáfrica 2010 ya tuvimos a nuestro representativo nacional en negro, aunque para fines prácticos era la segunda casaca. En la Copa Oro volverá a ser así, mas como primera equipación.
Para ventas, experimentos, guiños a ciertas facetas del sitio donde se jugará, hay otros dos uniformes. Para todo lo demás, el primero es intocable: se le puede aclarar u obscurecer el tono, se puede jugar con el tipo de cuello, se pueden añadir ciertas peculiaridades, pero nunca su color. Eso, no.
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