Estamos en el Decenio Internacional para la Acción Agua para el Desarrollo Sostenible 2018-2028, que en el propio enunciado va implícito el objetivo central que ha impulsado la ONU. No hay duda que la proclama obliga a las naciones a tener un rumbo para alcanzar las metas de acceso al agua, saneamiento de las aguas residuales y su reuso con el fin de lograr y mantener el ansiado desarrollo sostenible.
Si hay agua, hay salud, bienestar, calidad de vida y se reafirma el rumbo de la llamada sustentabilidad de una población, pues el ciclo natural del vital líquido implica, entre otros factores, tener bosques sanos y suelos con cobertura vegetal; aunque de lo contrario las consecuencias son drásticas y de un alto impacto social y económico.
La búsqueda de soluciones han estado presentes por décadas en sociedades y Gobiernos, pero en el caso de México la batalla se ha ido perdiendo por la flaqueza en las políticas públicas, por contar con proyectos sexenales y de partidos, que han llevado a que 106 acuíferos del país se encuentren agotados debido al uso irracional en su manejo. En otras palabras están sobreexplotados, y con ello se desatan serios problemas por la escasez de agua, principalmente, en las zonas metropolitanas y en territorios en los que se extrae el líquido para el riego de cultivos.
La sobreexplotación del acuífero se le ha dejado crecer (en cualquier ámbito de las administraciones municipales, estatales y de la Federación) y el impacto lo tenemos con el abatimiento acelerado del nivel freático y en consecuencia no sólo es la escasez de agua, sino también el deterioro en la calidad del agua en algunas regiones del país.
De acuerdo a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), están clasificados 653 acuíferos en el territorio nacional, que corresponden a límites geológicos subterráneos. Y las propias autoridades y expertos reconocen que existen dos problemas muy graves: agotamiento por sobreexplotacion del acuífero y contaminación por basura y residuos tóxicos en barrancas, arroyos, ríos y suelo permeable como son áreas naturales y bosques. En ese escenario se ubican los 106 mantos freáticos en estado muy grave de sobreexplotación.
Los acuíferos más afectados están en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (el más grave por el agotamiento), Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Zacatecas, San Luis Potosí, Coahuila, Chihuahua y, en general, en las principales zonas metropolitanas como Monterrey y Guadalajara.
Y, por ejemplo, en la zona del Bajío y en todo el estado de Chihuahua, el problema radica en el uso de agua potable de pozo para riego agrícola.
Los expertos sostienen que los acuíferos han sido sobreexplotados hasta cinco veces más de su capacidad de recarga.
Por omisiones, negligencias, falta de recursos y marcos normativos y hasta por desvío de recursos, las autoridades en todos los ámbitos del Gobierno le han dado mayor prioridad a otro tipo de obras públicas. Y simplemente veamos que el tratamiento de aguas negras municipales no está en la prioridad de la agenda pública, pues de hacerlo, éstas se podrían destinar al riego agrícola.
En el caso de las zonas metropolitanas del país, combatir fugas en las redes, evitar desperdicio, promover el uso racional a través de campañas, tratamiento al cien por ciento y reuso destinado al riego de camellones y jardines, baños en inmuebles públicos y privados y para la limpieza de calles.
Asimismo, intensificar programas de cosecha de agua pluvial principalmente en viviendas y tratarla para destinarla a baños y limpieza de áreas comunes. Mantener sanos los bosques y espejos de agua, y revisar los esquemas de tarifas y que se cobre al precio real para que los organismo operadores de agua lo destinen con el fin de modernizar la infraestructura hidráulica, así como revisar concesiones y permisos. Y, algo muy importante, planear el crecimiento urbano.
Estas medidas no son nuevas, ya que han estado por años en voz de académicos, expertos, autoridades, legisladores y sociedad civil, pero algo estamos haciendo mal que la batalla la vamos perdiendo.
Y, por cierto, mañana se celebra el Día Mundial del Agua. Ojalá y sea el momento para desempolvar proyectos, reactivar planes y normas e intensificar inversiones en la materia.