No lo dejaron ni macanear tantito. Apenas entró al diamante comenzaron las rechiflas contra el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Hubieran visto la cara de Anita Guevara que no sabía ni dónde esconderse por haber llevado a su jefe a la boca del lobo para que le metieran un “out” de serie mundial.
Yo no sé si ustedes estuvieron ahí, pero a mí en lo personal, que sí estuve y que iba por la tercera cerveza y el décimo taquito de cochinita, me sorprendió la rechifla y los gritos que se lanzaron al tabasqueño, aunque me parecieron más una travesura que un síntoma de desaprobación a la administración federal, nada más hay que tomar en cuenta los niveles de aprobación con los que a principios de marzo cumplió sus primeros días de Gobierno.
No obstante lo que sí debe tener en cuenta el mandatario, es que así como el pueblo bueno le reconocerá sus aciertos, el mismo pueblo le reclamará políticas y decisiones que no vayan de acuerdo al interés de las mayorías.
Así que esa inquietud de pasearse por todos lados podría traerle tragos amargos como el que vivió en la inauguración del nuevo estadio de los Diablos Rojos del México. Una vez más ha quedado demostrado que la plaza pública puede no ser su casa en ciertas ocasiones.
Lo que sí me pareció verdaderamente lamentable es que el Presidente de la República acusara a quienes se manifestaban y los calificara como “fifís”, porque eso, como lo hemos mencionado, abona solamente a la división entre la población y polariza a la misma, pero ya sabemos que a “ya saben quién” eso no parece importarle, a él le gusta la confrontación, está acostumbrado a ella.
Por lo anterior y conociéndolo, no creo que AMLO vaya a cambiar sus hábitos y cancele sus giras por los estados. De hecho, este lunes el mandatario irá a curarse la rechifla del sábado a su agua, a Tabasco, con los suyos. Después, el martes, López Obrador tiene agendado visitar Mexicali, Baja California, y tampoco está en sus planes cancelar esta visita.
Así que mejor se vaya preparando, porque estoy seguro que no serán la única rechifla ni los únicos abucheos que le darán a AMLO a lo largo de lo que dure su administración. La población le ha tomado la palabra y la medida, y ahora así como él acusa de “fifís” a quienes no comparten su ideología -o como dice- son conservadores, así la gente le cobrará la factura cuando no esté de acuerdo con su manera de conducir el país.
Inauguraciones de estadios, actos públicos, el día del Grito en el Zócalo, etcétera… veamos cómo actúa ahora su equipo de comunicación para evitar que el Presidente sea vapuleado en eso que él pensaba que era su fuerte, el contacto en vivo y en directo con los mexicanos. Y como decía mi abuela Dondinea: no es lo mismo ser el borracho que el cantinero.
En el Baúl: uno de los hombres más ricos del mundo -que es mexicano-, pero que no puedo decir su nombre porque allá en el Soumaya se me enojan, está preocupado por el lugar que tiene ante Andrés Manuel López Obrador, luego de que el Presidente se ha estado juntando y aliando con el llamado Consejo Asesor Empresarial. Al magnate le ha quitado el sueño cómo se están acomodando las relaciones del poder económico en el país. Y en su mente ya hay al menos una estrategia para que a AMLO le quede claro, y pronto, que él también es su aliado.