Los Gobiernos estatales y municipales quedaron atrapados en una pinza: comprometerse a profesionalizar sus más de 400 mil policías y pagar a la Guardia Nacional cuando tengan que usar sus servicios.
Los gobernadores que pidieron a sus legisladores que aprobaran la Guardia Nacional no entendieron la lógica de la nueva estrategia de seguridad pública: la Guardia atenderá asuntos de fuero federal -sólo delitos contra la salud y crimen organizado de bandas que operan en varios estados-, en tanto que los delitos de fuero común -los más numerosos- serán de responsabilidad local.
La Guardia podrá atender peticiones de gobernadores, pero los numerales 1 y 2 de la fracción II del cuarto transitorio de las reformas publicadas el martes 26 de marzo en el Diario Oficial establecen dos criterios:
1. La coordinación y colaboración de la Guardia con instituciones de seguridad de estados y municipios.
2. “Las reglas para determinar las aportaciones de las entidades federativas y municipios cuando soliciten la colaboración de la Guardia” para asuntos locales.
Es decir, los Gobiernos estatales municipales tendrán que invertir presupuestos que no tienen para capacitar a sus policías y hacerlos equidistantes de los de la Guardia, subordinarse a la Guardia cuando llegue a los estados y, por si fuera poco, pagar por los servicios de la GN.
El problema estará en que el bajo nivel de capacitación y profesionalización de las Policías locales requerirá de cuando menos seis años de inversión y luego mejores salarios a los actuales, pero al mismo tiempo los Gobiernos locales tendrán que pagar cuando requieran a la Guardia.
Como están las cosas, no habrá ni una cosa ni la otra… y la inseguridad seguirá profundizándose, aunque al final los reclamos de las cifras negativas se le endosarán al Presidente de la República y a la Secretaría federal de Seguridad y Protección Ciudadana.
Zona Zero
Los grupos criminales en la Ciudad de México han mostrado ya organización, recursos, armamento y letalidad superior a la Policía Preventiva, en tanto que los jefes policiacos en el nuevo Gobierno siguen buscando a quién echarle la culpa. Y lo peor es que dejaron a los mismos mandos inferiores.
LEG