Las fricciones entre migrantes y autoridades en la frontera sur mexicana crecieron esta semana, tras el anuncio del Gobierno de México de limitar la entrega de visas humanitarias y la exigencia de Estados Unidos de frenar la migración irregular.
Mientras aguardan la resolución de sus trámites para poder cruzar México y llegar a Estados Unidos, cientos de migrantes centroamericanos, cubanos y africanos quedaron varados en la frontera entre México y Guatemala.
El miércoles, policías custodiaban la sede del Instituto Nacional de Migración (INM) en la ciudad fronteriza Tapachula, luego de que en la jornada previa decenas de migrantes -en su mayoría haitianos y africanos- rompieron vidrios con piedras en reclamo por las demoras o negación de visas humanitarias, dijo un testigo de Reuters e imágenes difundidas en redes sociales.
Desde el 15 de marzo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) revisa 45 quejas presentadas por cubanos sobre dilación en trámites y abrió un expediente sobre los ataques a las instalaciones del INM, dijo a Reuters Edgar Corso, visitador de la entidad.
“Están siendo detenidos muchos cubanos y están siendo trasladados aquí, luego deportados”, dijo un migrante, quien no se identificó, durante una transmisión en vivo por Facebook el martes. “Hay como 10 allá adentro que han sido detenidos”.
El Gobierno ha dicho que no tiene conocimiento de las supuestas detenciones o deportaciones irregulares.
A principios de la semana, el INM anunció que limitaría la entrega de visas humanitarias en la frontera sur donde se encuentran cerca de 2 mil 500 migrantes.
Cada año, miles de personas escapan de la pobreza y violencia en casa y se embarcan en una larga y peligrosa travesía a través de México, con la intención de abrazar el “sueño americano”, mientras el presidente Donald Trump ha despotricado contra ellos y ha amenazado con cerrar la frontera sur de Estados Unidos para cortarles el paso.
“NO HAY PERMISOS”
El gobierno mexicano busca frenar la migración con una millonaria inversión en el sur del país y las naciones de Centroamérica. Mientras eso ocurre, ha dicho que respetará los derechos humanos de quienes atraviesan su territorio aunque ha exigido una migración “ordenada”.
Pero desde la más reciente amenaza de Trump, quien dijo que México “no colabora” en frenar a los migrantes, pareciera que el país está, al menos, demorando los permisos de internación.
“Me ha sido difícil avanzar porque no hay permisos”, dijo Yuremi García, un cubano que optó seguir su camino por México esperando poder conseguir desde otro sitio la documentación que necesita para transitar por el país y no ser deportado.
Otros, entrevistados por Reuters, dijeron que en un punto de control fronterizo en Tapachula se les negó la visa humanitaria o su trámite ha sido demorado, por lo que tienen que dormir en las calles donde temen ser víctimas de algún delito.
“En Tapachula no se resolvía nada, por eso es que estamos ahora en Mapastepec (…) decidimos salir todos juntos, en caravana”, agregó García, entrevistado en el albergue municipal de Mapastepec, donde comparte espacio con otros mil 500 migrantes.
jhs