Sean de “la vieja” o la “nueva escuela”, los presuntos responsables de narcotráfico o si se prefiere de violaciones a la Ley General de Salud son referentes relevantes en la necesaria mejoría de los órganos de procuración de justicia ante la inseguridad y la impunidad nacionales.

La Fiscalía General de la República (FGR), en coordinación con elementos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), detuvieron en el municipio de Tlajomulco, gobernado por Movimiento Ciudadano, a José Roberto Stolberg Becerra, “líder de los Zetas Vieja Escuela” en Tamaulipas, según el tuit en que se comunicó la información este martes.

Es imposible olvidar que apenas el 5 de abril el presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, defendieron la tesis de que la violencia en esa entidad “va a la baja”.

La detención de Stolberg es tan relevante como debe ser la continuación del trabajo de inteligencia y territorial para avanzar en la disolución de esos organismos criminales en la apuesta institucional realizada por el Gobierno federal.

Hay una buena noticia. Es una mejor que se inicie una etapa de detenciones sistemáticas de liderazgos y agrupaciones delictivas.

En Tamaulipas, como en otras entidades, incluido Jalisco, todas las “escuelas” tienen presencia en tanto organismos criminales que pueden renovarse con independencia de que sus cabecillas provisionales sean detenidos.

Tamaulipas continúa como una de las principales áreas de influencia de los organismos delictivos más enraizados del país. Áreas enormes de esa entidad son demostración del alcance de la descomposición social cuando se pierden capacidades de los liderazgos, se ausenta la más mínima potencialidad del Estado de Derecho y los organismos delincuenciales aprovechan el vacío y la cercanía con el mercado nacional de consumo de drogas más grande del planeta.

Policías federales y representantes del Ministerio Público Federal habrían cumplimentado una orden de cateo en una zona residencial de Tlajomulco.

No existe precisión del volumen de cocaína, cristal o mariguana decomisado junto a aparatos de pesajes y depuración. Debe haber una cantidad suficiente para que no ocurra lo sucedido con otras detenciones que no se extienden más allá de las horas a las que obliga el Código Penal, porque las cantidades incautadas son minúsculas para acreditar el procedimiento que corresponde con “un narcotraficante”.

Esas detenciones de tres días han hecho visibles más las inhabilidades de investigación que las capacidades de detención, como fue registrado en el caso de algunos cabecillas de organismos delictivos en algunas entidades donde la presencia de esos grupos no ha sido eficientemente contenida.

Las autoridades sostienen que la detención de Stolberg Becerra era un objetivo añejo en la medida en que desde 2016 era percibido como “uno de los principales generadores de violencia” por el Gobierno tamaulipeco y el federal.

La pregunta es cómo se impedirá que otro personaje semejante ocupe su lugar.

@guerrerochipres