Al César lo que es del César y al futbol lo que es del futbol.

Principio básico que no se puede estirar, adecuar, relativizar, flexibilizar ni, en la forma más ligera, violar: los recintos deportivos han de quedar exentos de debate político, por complicado que eso resulte.

Ya saliendo de la cancha, de la conferencia de prensa, de cualquier acto oficial que sea regido por el torneo mexicano (o por la FIFA, o por el Comité Olímpico Internacional, o por la liga estadounidense o europea que sea), el deportista tiene derecho absoluto a ejercer su libertad de expresión y comportarse como animal político.

Traigo eso a colación tras confirmarse que Diego Armando Maradona será multado por sus declaraciones dedicando un triunfo del club Dorados al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Y no, la multa no depende de filias o fobias, de ideologías, de si se considera mejor o peor a Maduro, sino de una normativa lógica y prudente.

Algo similar a lo vivido por Pep Guardiola en Inglaterra, luego de que mostrara un listón amarillo en solidaridad con los políticos catalanistas presos tras promover el referéndum por la independencia. Esto tiene que frenarse a rajatabla y sin considerar por separado cada caso, pues de otra forma no hay cómo regularlo. ¿O aceptaremos la manifestación política que nos convenga y rechazaremos la que no? La única manera de evitar una discusión infinita es prohibiéndola.

Ya después, si Tom Brady se reúne con Donald Trump y LeBron James emerge en el cierre de campaña de Hillary Clinton, o si Cafú se muestra partidario de Jair Bolsonaro y Juninho Pernambucano alerta sobre su discurso racista, podemos compartirlo o no, pero es su derecho.

Asunto diferente son las proclamas de corte social. Y aquí se complica esto, dada la recurrente dificultad para separar lo social de lo político.

Por poner un ejemplo, Colin Kaepernick de rodillas en el himno estadounidense no clamaba por una específica corriente política (de hecho, empezó a hacerlo con un gobierno Demócrata, encabezado por un afroamericano), sino en contra de la brutalidad policial focalizada en ciertas minorías.

Ni la primera ni la última vez que lo hace, Maradona ha utilizado una ventana deportiva para asomarse al ámbito político. No es el lugar. Puesto a ello, tiene derecho a efectuarlo en las innumerables entrevistas que se le solicitan a diario. Como también quien piense diferente, que si esto se rigiera con base en preferencias políticas no terminaríamos jamás.

Por ello, al futbol lo que es del futbol.

Twitter/albertolati

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