El secretario de Hacienda de México, Carlos Urzúa, dijo el sábado que no espera que las agencias calificadoras rebajen aún más la nota crediticia de la petrolera estatal Pemex.
Pemex, que batalla para mantener a flote su producción de crudo, tiene una deuda financiera de 106 mil millones de dólares, lo que la convierte en una de las petrolera más endeudadas del mundo, y está al borde de perder el grado de inversión.
“Nosotros no creemos que a Pemex le van a bajar la calificación crediticia”, dijo Urzúa en una conferencia de prensa en el marco de las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en Washington.
Urzúa dijo que si él fuera un inversor extranjero “estaría comprando deuda de Pemex porque a lo mejor Pemex no va a necesitar salir (al mercado) en todo el año”, lo que, dijo, haría que los bonos existentes se aprecien en valor.
A principios de este año, Fitch redujo la calificación de Pemex en dos grados a BBB-, la más baja de grado de inversión, y le asignó una perspectiva negativa. Una nueva rebaja a territorio “basura” probablemente obligaría a algunos tenedores de deuda a vender.
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