El presidente Andrés Manuel López Obrador no quiere que le pase lo que a Enrique Peña Nieto con el Tren México-Querétaro, que tuvo que cancelarlo ante el manotazo de EU, porque quien tenía la obra era una empresa china.

Por eso ha apostado por la licitación restringida, para que no se le cuele un problema con nuestro socio comercial, ahora encabezado por Donald Trump y con quien, él mismo lo ha afirmado, no quiere problemas.

Es más fácil mantener un control de quienes participarán en las obras estratégicas, si se hace mediante licitación restringida por invitación. Se busca a los mejores candidatos para ejecutar el proyecto, pero no se invita a quien no se quiere, pues, de lo contrario, se pueden llevar una sorpresa; por ejemplo, en el caso del Tren México-Querétaro, fue el consorcio China Railway el que presentó la única propuesta que, además, era viable.

En ese tiempo, el gobierno de Peña Nieto no calculó el costo político, o lo minimizó, y le entregó la obra que tuvo que cancelar meses después.

El transístmico es uno de los proyectos más importantes del sexenio, y que puede compararse con el aeropuerto de Texcoco: su ubicación es atractiva comercialmente para las potencias de Europa y Asia, y para nuestros socios comerciales, principalmente Estados Unidos. Pero también juega estratégicamente en la geopolítica, y por China está vetado.

Cuando se suspendió el Tren México-Querétaro se supo después que uno de los principales motivos fue la participación de China, y el gobierno peñista prefirió pagar la penalización que enfrentarse con EU, que, según funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que encabezó Gerardo Ruiz Esparza, sí hubo un reclamo firme de parte de los estadounidenses.

Ya desde 2014, China había expresado su interés en participar en el transístmico y la Administración Portuaria Integral Coatzacoalcos (uno de los puertos beneficiados por el megaproyecto) había recibido a delegaciones de empresarios chinos, pues ese país es uno de los principales beneficiarios comercialmente. Desde ese año el interés seguía en pie, y cuando era candidato, algunos de sus asesores, como Gerardo Esquivel, quien hoy se encuentra en la Junta de Gobierno del Banco de Mexico, veían a los chinos como un inversor lógico.

La obra pretende aprovechar el ferrocarril que va de Salina Cruz a Coatzacoalcos. Actualmente la ruta tiene muchas curvas, por lo que la obra a realizarse es buscar reducir el tramo, construyendo rectas, pero también conexión mediante carreteras con las ciudades cercanas, así como el desarrollo de ambos puertos.

Por eso la delegación de empresarios y funcionarios de EU visitó al Presidente mexicano el fin de semana. Para dejar claro su interés en el megaproyecto del transístmico, pero también en la refinería de Dos Bocas y en el Tren Maya.

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