Andrés Manuel López Obrador prometió revelar, hoy, durante su conferencia mañanera, los nombres de las gasolineras –y el de sus dueños, suponemos-, que venden más cara la gasolina.

Esto porque, según el Presidente, son los gasolineros los que impiden que el precio de los combustibles bajen de precio, como él prometió en campaña.

“Se las vendemos a 16, y ellos la venden a 20 pesos (por litro)’’, dijo el fin de semana.

Así que desde ya estamos puestos para la explicación económica que dará sobre el porqué los precios de las gasolinas y el diésel no son más baratos.
Suponemos que el director de Pemex, Octavio Romero, hizo la tarea y traerá su USB con su archivo de Excel para explicar cosas tan complejas como son todos los componentes que integran el precio final de las gasolinas.

Por ejemplo, ¿por qué el costo del transporte de los combustibles es más caro en estados como Jalisco, Nayarit, Durango y Zacatecas, entre otros?
Ahí los precios son más altos que el promedio nacional porque carecen de inmuebles para almacenaje.

También que nos expliquen por qué las modalidades de distribución –si es por ducto, a través de pipas u otro medio- impactan en el precio final del litro que todos pagamos.

Desde luego sería interesante saber en qué porcentaje del precio final impactan los impuestos especiales, el de los estados y el federal, así como el IVA, que pagamos los consumidores.

De acuerdo a cifras oficiales, hasta 2017 los impuestos representaban poco más de 40% del precio final.

¿Cuánto cuesta la merma?, es decir, el costo del combustible desperdiciado –robado no, porque eso ya se acabó gracias a la 4T- y por qué deben pagarlo los empresarios.

¿Qué porcentaje del precio al público de las gasolinas representan las proyecciones del tipo de cambio, el precio del barril del petróleo y la inflación esperada?

Porque todas esas variables se contemplan al fijar el precio de las gasolinas.

En promedio, las utilidades de los gasolineros se ubican entre 7% y 10% del precio al público; y el margen lo fija la competencia.
Un margen razonable.

Pero está claro que López Obrador no lo ve así, por lo que, a su amenaza de crear expendios de gasolina, habrá que ver si no quiere fijar, por decreto, la utilidad que deben obtener los empresarios del ramo.

Porque si eso ocurriera, el desabasto del mes de enero será sólo un chiste.

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El fin de semana pasado estuvo en Campeche, López Obrador, acompañado del gobernador Alejandro Moreno.

Cuando se pensaba que los abucheos a los gobernadores en los actos del Presidente se habían acabado, Moreno fue recibido con gritos de ¡fuera! y una recordada silbatina.

¿Qué pasó?

Dos cosas.

En un video en Twitter que circuló ayer se ve a una activista, presuntamente de Morena, alentar los abucheos escribiendo en un papel, que luego muestra a la porra, lo que deben gritar.

Lo segundo es que también hay fuego amigo en el intento de ataque.

Un grupo del PRI sigue sin perdonarle que rete a la “nomenclatura’’ tricolor a ganarle la presidencia del partido en una elección abierta, con voto secreto y directo de la militancia.

 

El gobernador aguantó el embate porque al final toda porra deja rastro.