Con motivo del Día internacional de la lucha contra el maltrato infantil, que se conmemora mañana 25 de abril, en México seis de cada 10 niños y adolescentes (de uno a 14 años) han experimentado algún método violento de disciplina; uno de cada dos ha sufrido presión psicológica por algún miembro de la familia y uno de cada 15 ha recibido alguna forma severa de castigo, afirmó Gabriela Ruiz Serrano, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
La experta en atención a niños y adolescentes alertó que la niñez mexicana enfrenta entornos cada vez más difíciles tanto al exterior como el interior de sus hogares, pues mientras dentro de la familia viven una violencia sistematizada, también son vulnerables a problemas como la migración no acompañada, la trata de personas o el trabajo infantil.
Ruiz Serrano indicó que según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), uno de cada tres mexicanos es menor de edad, la mitad de ellos viven en pobreza y los estados que registran mayores índices de violencia hacia ellos son Guanajuato, Tamaulipas, Quintana Roo y Tlaxcala.
La universitaria resaltó que por mucho tiempo se pensó que el maltrato infantil se vivía sólo en el ámbito doméstico y se asociaba a los abusos físico, sexual y psicológico.
“En los hogares se somatiza la violencia que se vive en el tejido social, y los niños, además de verse sometidos a esta situación, también viven maltrato de carácter estructural como la migración no acompañada, los atropellos en instituciones de acogimiento residencial, y la trata de personas con fines de trabajo, abuso sexual y pornografía”.
La disciplina violenta en el hogar es un concepto amplio que abarca múltiples formas, por lo que su diferenciación es más compleja, pues no sólo hacen uso de ella los padres y tutores, sino hermanos, abuelos y tíos, entre otros.
La especialista remarcó que se debe tener presente que este problema no se reduce sólo al contexto familiar, pues los pequeños se desenvuelven en otros espacios como la escuela, los parques, la comunidad y los medios de comunicación.
“Debemos entender que son seres con capacidad de decisiones y quitarnos la idea de que el golpe contribuye a una buena crianza, porque no es así”, concluyó.
DJOR