Estamos a una semana de concluir el cuarto mes del año. El entorno económico se ha desarrollado dentro de un ambiente de bajo crecimiento y de incertidumbre por las políticas del nuevo Gobierno y la inseguridad principalmente, mientras que los mercados financieros se han desarrollado con movimientos favorables como el tipo de cambio, el mercado accionario y las tasas de interés en el mercado secundario.
Por el lado de los mercados, vimos una importante entrada de flujos durante enero y febrero por más de seis mil millones de dólares. En la parte del mercado de deuda, el alto nivel de las tasas de interés que tiene el Banxico respecto a otros países como Estados Unidos, por ejemplo, han servido como “colchón” de estabilidad. Vender dólares, comprar pesos e invertir en tasas de interés en rango desde 7.5% y hasta 8.30% anual vs. tasas de 2.5% anual les ha funcionado. Sin embargo, ya no hemos venido observando un mayor flujo de inversión de cartera.
Por el lado del mercado de capitales, la Bolsa ha reaccionado en las últimas semanas para alcanzar una plusvalía cercana a 8.4%, hasta el momento previo a conocer los reportes corporativos al primer trimestre del año. Las expectativas de los reportes son moderadas y con pocas posibilidades de sorpresas positivas. Tanto en ventas como en flujo operativo se esperan crecimientos de un dígito en promedio. Sin embargo, el movimiento de alza se ha dado con un volumen de operación medio-bajo, lo que hace dudosa su sostenibilidad.
Por el lado de la economía, algunos datos como la producción industrial, las ventas minoristas, los indicadores de manufactura y servicios, entre otros, muestran poco dinamismo. Instituciones relevantes como el FMI, el Banco Mundial, la OCDE, el Banxico mismo, la propia SHCP han ajustado a la baja las previsiones de crecimiento de la economía para este 2019.
Es claro que falta el empuje de la inversión privada. Inversionistas se mantienen dudosos ante las acciones del Gobierno como la cancelación del aeropuerto, el entorno de Pemex (falta de una estrategia y alto apalancamiento) y el sector energético, la falta de ratificación del T-MEC por los Congresos de Estados Unidos y Canadá, ya que estamos seguros de que nuestro Congreso lo ratificaría muy rápido, el memorándum donde el Presidente busca dejar sin efecto la reforma educativa, así como otras iniciativas de diputados y senadores, principalmente de Morena, que hasta ahora no han alcanzado a autorizarse.
En la parte internacional, el alza en los precios del petróleo ha contribuido por el lado de mejores niveles de las ventas externas para Pemex, pero con una clara caída en la producción diaria de crudo que al final tiene un efecto negativo hacia la recaudación del Gobierno.
El cambio de perspectiva de la Fed para mantener sin cambio las tasas de interés muy probablemente a lo largo de 2019 han ayudado en la estabilidad de mercados internacionales y los mercados en México se han beneficiado.
Pero hay eventos pendientes como el Brexit, la rápida desaceleración de la economía de Europa, los conflictos comerciales de Estados Unidos con China, Japón y Europa seguirán mermando el crecimiento global, y en ese sentido la economía mexicana se verá afectada de alguna manera.
El tema político podría frenar cualquier avance en relación a la ratificación del T-MEC, y tanto la divisa canadiense como el peso mexicano podrían resentirlo.
Por todo esto percibimos un flujo más limitado de inversión a nuestros mercados, y con el tipo de cambio, por ejemplo, estamos viendo una alta operación internacional en zona técnicamente como soporte $18.85-$18.75. ¿Se estará acabando la fiesta?