Pocas etiquetas resultan más hirientes e irreversibles en el futbol que la de la indolencia. A menos que recurramos a otra acaso más severa: la de la veteranía prematura.

Giovani Dos Santos está por cumplir treinta años, pero al menos desde hace cuatro ha dado sensaciones de estar en etapa de jubilación. Del todo válido el aceptar un contrato como el que el Galaxy de Los Ángeles le ofreció en 2015 cuando se asumía que tenía calidad para continuar en Europa (y a ese debate se incorporó toda la prensa deportiva mexicana como si no fuera derecho del futbolista jugar donde mejor le pareciera), aunque más que por el dónde jugara, el problema de Gio en California fue el cómo: falto de compromiso, bajo de forma, lejano al portentoso ofensivo que como adolescente nos deleitó. Por poner un paralelo cercano a Giovani en edad y amistad, Carlos Vela ha abordado la MLS con máxima seriedad.

Inactivo ya por varios meses, su nuevo tren tiende a ser mexicano. Este jueves circuló la versión de que Cruz Azul le pretende para el próximo torneo, puja a la que se sumarían Monterrey y América –estos dos últimos, vinculados emocionalmente con él: Rayados, por representar a la ciudad en la que nació; las Águilas, por haber sido donde su padre, Zizinho, más brilló.

Quien se lo quede será desde la incertidumbre. ¿Volverá el mediocampista tan fino como potente, tan alegre como resolutivo, que acaparó titulares de media Europa cuando no llegaba a los veinte años? ¿O seguirá descendiendo en el tobogán en que se convirtió su carrera desde ya mucho tiempo atrás?

Tres veces mundialista mexicano, autor de algunos de los goles más bellos en la historia del Tri, el tiempo de la promesa terminó, enlazándose sin escala con el de la aparente veteranía.

Cualquier futbolista con bagaje europeo que esté próximo a cumplir treinta años, entusiasmaría y justificaría un gran desembolso. En este caso, los puntos suspensivos necesitan de una oración más: la que le saque del marasmo o la que en definitiva le condene.

En el renglón económico será imposible que alguien le ofrezca un monto remotamente similar a lo que supuso el Galaxy. En el deportivo, sería igual de impensable que se reciba tan poco de Dos Santos como en aquellas campañas estadounidenses.

Por donde se le busque, un enigma…, y de los enigmas también pueden surgir grandes oportunidades.

Twitter/albertolati

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