En su afán por apresurar su entrada en funciones y comprometido a ofrecer resultados en seis meses, el presidente Andrés Manuel López Obrador caricaturizó a la Guardia Nacional, el viernes pasado.
Durante una gira por Minatitlán, a una semana de la matanza de 14 personas, entre ellas un bebé de un año, López Obrador –o alguno de sus subalterno-, obligó a personal militar a portar aun brazalete que simplemente decía GN y que no pasó desapercibido en ningún medio.
La creación de la Guardia Nacional se decretó el 24 de marzo pasado, pero aún no cuenta con las cuatro leyes secundarias que necesitar para operar formalmente.
No hay una Ley Orgánica, es decir, los lineamientos mínimos que se requieren para normar el actuar de mando y tropa, no se ha discutido la Ley del Registro Nacional de Detenciones.
Falta la discusión y aprobación de la Ley sobre el Uso de la Fuerza Pública, y una iniciativa para reformar la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública a fin de adecuarla para incorporar a la Guardia Nacional.
Con todo eseo pendiente, la Guardia Nacional “se estrenó’’ en Minatitlán, con los riesgos legales que ello conlleva.
López Obrador dijo que no había conflicto en estrenar el nuevo cuerpo policial a pesar de la evidente falta de aprobación de las leyes secundarias, pero es claro que existe.
Si en este momento el personal militar con el brazalete GN interviniera en un conflicto, ¿bajó que normas se juzgaría su comportamiento? ¿De la Sedena o la Marina? Porque no hay marco normativo de la Guardia.
En fin, lo que trató de ser una exhibición de fuerza del gobierno mexicano en uno de los municipos más peligrosos no de Veracruz, sino del país, terminó siendo un caricatura.
Incluso la promesa de instalar una base de la GN en Minatitlán, sin las reglas de operación aprobadas en el Congreso, le quita seriedad al compromiso.
López Obrador pidió seis meses para comenzar a reducir los índices de criminalidad en el país, pero en su prisa debe evitar pasar por encima de ley.
****
¿Tiene usted problemas económicos?
No acuda al Monte de Piedad ni a ninguna otra casa de empeño.
Lo más seguro y redituable es que tome una caseta de cobro, en cualquier autopista del país, y alegando cualquier cosa o causa –por ejemplo, la protección de ornitorrincos australianos-, se ponga a botear.
Como el gobierno federal ya dio muestras de que no intervendrá en esos casos, puede resolver sus problemas.
Ayer mismo fuimos testigos como un grupo de personas pretendía apoderarse de la caseta de cobro México-Cuautla, a la altura de Chalco, de los afanes del responsable de la misma tratando de convencerlos de que no lo hicieran y de la pasiva actitud de la policía que supuestamente vigilaba dicho paso.
Y créalo de verdad, las mantas que portaban iban desde alto al feminicidio hasta la huelga de la UAM, con la salvedad de que ninguno, ninguno de los quienes querían hacerse de la caseta, tenían cara de estudiantes o catedráticos universitarios.
Ni hablar.
****
Las Comisiones Unidas de Hacienda y Presupuesto de la Cámara de Diputados podrían aprobar hoy la llamada Ley de Austeridad Republicana, con la que se pretenden lograr “ahorros significativos’’ en la administración pública para enviarlos a programas sociales.
O sea, ya sabe para qué.