¿Que no quepa la menor duda: la anunciada desaparición de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) tendrá un impacto negativo en el desarrollo de los ocho estados que están implicados en el proyecto que el Presidente López Obrador determinó cancelar. La decisión del Ejecutivo ha provocado, una vez más, dudas y preocupación entre los inversionistas.
Sin especificar cómo se procederá a su cancelación y qué alternativas existen para generar el crecimiento en los estados más pobres del país, el Presidente ha decidido acabar con un proyecto que captaría inversiones por más de 40 mil millones de pesos y sería generador de más de 360 mil empleos.
Lo que el primer mandatario quizá no sepa es que las ZEE no surgen del capricho gubernamental sino que son producto de una serie de consensos reflejados en una ley promulgada el 31 de mayo de 2016 y en su respectivo reglamento, publicado el 30 de junio de ese mismo año. Pretender acabar con este proyecto implica un proceso mucho más complejo que el simple anuncio de la semana pasada.
Con las ZEE, México se había dotado de un ambicioso plan que implicaba un paquete de incentivos para ocho de los estados con mayor rezago social, quizá el más audaz en la historia de México, pues contemplaba beneficios en materia de ISR, IVA, Seguridad Social, capacitación y exenciones a derechos por uso de tierra federal. Se trataba de generar las condiciones de inversión para reducir la brecha de desarrollo entre el norte y sur del país.
El proyecto implicaba un régimen aduanero específico para dar tratamiento especial a las mercancías que se comercian en cada una de las ZEE, además de promover incentivos locales en materia de gravámenes de traslado de dominio, nómina y predial y, cuando fuese el caso, de impuesto al hospedaje.
Las ZEE no fueron ocurrencia del momento. Para su diseño, México tuvo acercamientos con la iniciativa privada, consultores, organismos como el Banco Mundial y el BID así como universidades de prestigio mundial, entre ellas Harvard, en Estados Unidos. Durante varios años, fueron analizadas las experiencias en otras latitudes.
Los estudios realizados concluyeron que las ZEE son un modelo probado. Existen más de 4 mil en distintos puntos del mundo, generan el 41% de las exportaciones mundiales, crean 68 millones de empleos y concentran el 20% de la inversión extranjera directa. Tan sólo en China, existen 750 zonas que generan 60% de sus exportaciones, 22% de su Producto Interno Bruto y el 46% de la inversión extranjera.
Por venir del pasado, el actual gobierno pretende renunciar a este modelo. Las ocurrencias tendrán, siempre, un alto costo. Inversionistas nacionales y extranjeros han recibido nuevamente mensajes contradictorios.
Segundo tercio. No hay distanciamiento de la dirigencia nacional del PAN con el candidato de ese partido al gobierno de Puebla, Enrique Cárdenas, como se apuntó ayer en este espacio. No se deja ayudar, eso es lo que pasa, nos comentan.
Tercer tercio. La OCDE redujo sus pronósticos de crecimiento para México. Del 2% para este año, la nueva previsión se ubica en 1.6%. Para 2020, pasó del 2.3% al 2%. No obstante, José Ángel Gurría confió en que nuestro país podría alcanzar el 6% de incremento al PIB para el último año de esta administración, como lo comentó el propio Presidente López Obrador. Diplomacia obliga.