Mediante la construcción de refugios se logró proteger una diversidad de por lo menos 30 especies en el Parque Nacional Costa Occidental de Isla Mujeres, Punta Cancún y Punta Nizuc, localizado en la parte norte de Quintana Roo.
Para restituir la funcionalidad del ecosistema y reducir los efectos del cambio climático, especialistas del parque construyeron refugios para peces, langostas y otros crustáceos.
Los refugios fueron construidos con vidrio reciclable de ventanas de autos, arpones tipo Hawaiana, tramos de redes, pedazos de boyas y cuerdas de artes de pesca confiscados a pescadores ilegales o furtivos en sitios de conservación.
En este programa participa el Proyecto Resiliencia, que tiene como propósito atenuar los impactos del cambio climático, y es implementado en conjunto por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés).
De mayo de 2018 a febrero de 2019, se observaron 28 especies de peces, una especie de crustáceo y una especie de molusco, de acuerdo con esta iniciativa.
Destacan peces arrecifales de tallas reducidas, como damiselas, sargentos, payasos, cirujanos y también peces de mayor tamaño como pargos, jureles y boquinetes, entre otros.
La dinámica de la colonización, el aprovechamiento de los refugios y las relaciones que se observaron entre las especies durante el periodo, indican una clara efectividad tanto para medir la presencia de especies en el área como para observar sus interacciones biológicas.
En su página web, el PNUD México destacó que esta Área Natural Protegida es parte del Gran Cinturón de Arrecifes del Atlántico Occidental y pertenece al Sistema Arrecifal Mesoamericano.
Es considerada como la segunda barrera arrecifal más grande del mundo y contiene uno de los ecosistemas más diversos y complejos del planeta.
El Dispositivo Agregador y Refugio Temporal de Peces y Crustáceos ofrece un espacio de protección en sitios con presencia limitada de vegetación y escondrijos adecuados para permanencia por breves o largos períodos.
Los resultados han sido alentadores ante los impactos que han recibido en los últimos 30 años los ecosistemas arrecifales coralinos, tanto de origen natural como humano, ya que se ha documentado una compleja interacción de peces y otros organismos, detalló.
En el sitio en donde se colocaron los refugios, previamente no existían densidades significativas de peces, crustáceos o moluscos de talla comercial.
Esta estrategia tiene múltiples beneficios sociales, económicos y ecológicos, además los refugios contribuyen a reducir la vulnerabilidad y mejorar la capacidad adaptativa ante el cambio climático.
CS