El débil crecimiento económico de México en el primer trimestre del año afectará las perspectivas fiscales de corto plazo, además afectará en términos crediticios porque pesará en el ingreso del gobierno y complicará su agenda política, advirtió Moody’s Investors Service.
La calificadora internacional refirió que entre enero y marzo de este año la economía se contrajo inesperadamente en 0.2 por ciento trimestral con datos desestacionalizados, de acuerdo con la estimación oportuna del Producto Interno Bruto (PIB), difundida el pasado 30 de abril por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
La contracción sigue a dos trimestres consecutivos de desaceleración en el crecimiento (0.61 y 0.25 por ciento en el tercer y cuarto trimestres de 2018, respectivamente) y es negativa en términos crediticios porque pesará en el ingreso del gobierno y complicará su agenda política, señaló.
El desempeño en el primer trimestre fue impulsado por contracciones de 0.6 por ciento (ajustado por estacionalidad, trimestre a trimestre) en el sector manufacturero y 0.2 por ciento en los sectores de mano de obra intensiva.
En su comparación anual ajustada por estacionalidad, la economía se expandió un 0.2 por ciento en comparación con el avance de 1.7 por ciento en el cuarto trimestre de 2018.
Sin embargo, consideró la evaluadora internacional de riesgo crediticio, más importante que la impresión año tras año, la disminución del crecimiento secuencial indica un impulso económico negativo que está acumulando velocidad.
Moody’s señaló que el débil crecimiento dio lugar a ingresos por debajo de lo presupuestado en enero y febrero de este año y, en respuesta, el gobierno recortó el gasto presupuestado.
En las directrices presupuestarias macroeconómicas actualizadas para 2019, publicadas a principios de abril, las autoridades indicaron que un menor crecimiento económico reduciría los ingresos del sector público en 0.5 por ciento del PIB y que se necesitarían recortes de gastos de una magnitud similar para compensar el déficit.
Los recortes de gastos han permitido a las autoridades mantener el objetivo de déficit fiscal federal de este año sin cambios en 2.1 por ciento del PIB.
Sin embargo, alertó la calificadora, dado que los riesgos para el desempeño económico de este año se inclinan a la baja, los ingresos del sector público pueden ser más bajos incluso que las estimaciones revisadas del gobierno, que requieren recortes adicionales.
En un contexto de desaceleración de la economía, la respuesta política pro cíclica de las autoridades podría exacerbar el crecimiento ya lento, atenuar el sentimiento y la inversión de las empresas y afectar las perspectivas a corto plazo de la economía.
En ese caso, estimó, al gobierno le resultaría más difícil cumplir con los objetivos presupuestarios establecidos, lo que lo haría más desafiante para preservar su compromiso con la responsabilidad fiscal más allá de 2020.
Lo anterior, ya que busca equilibrar los objetivos de políticas en competencia, incluido el apoyo financiero continuo para Petróleos Mexicanos (Pemex), una mayor cobertura de los programas sociales y un mayor gasto en proyectos de infraestructura, incluidas las nuevas refinerías.
Si bien es manejable en 2019-2020, la situación eventualmente generará tensiones entre su compromiso con la responsabilidad fiscal y otros objetivos de política en ausencia de medidas generadoras de ingresos, advirtió.
Moody’s recordó que el gobierno mexicano ha descartado aumentar las tasas de impuestos o crear nuevos impuestos en la primera mitad de sus seis años de mandato.
CS