Por primera vez desde que es líder de la Muy Leal Oposición de su Majestad, Jeremy Corbyn, cabeza del Partido Laborista, declaró que cualquier Brexit que sea acordado por el Parlamento debería ser ratificado por los británicos en una segunda votación confirmatoria.

Esta declaración es parte de una rotación gradual en la élite laborista hacia la idea de un segundo referéndum, al igual que el reciente apoyo del parlamentario por Londres y secretario de “sombra” para el Brexit, Keir Starmer, a dejar la decisión final a la gente.

Si bien aún no se puede hablar de un cambio total de postura institucional, la declaración de Corbyn llega días antes de las elecciones parlamentarias europeas -que inician el 23 de mayo- en las que, según la última encuesta de la empresa londinense Opinium, el Partido Brexit, de Nigel Farage, supera al de Corbyn por 14 puntos porcentuales (34%-20%), mientras que el Partido Conservador registra solo un 12 % de posibles adhesiones.

Por su parte, la primera ministra, Theresa May, ha reiterado que, a pesar de que las negociaciones entre su partido y el de Corbyn para construir un Brexit bipartidista terminaron estancadas desde la semana pasada, en junio someterá a una cuarta votación parlamentaria su Brexit acordado con la UE (pero con una “nueva y audaz oferta”, según su oficina).

Declaró que las pláticas fallaron por la división interna laborista entre quienes apoyan un segundo referéndum y quienes quieren un Brexit expedito.

 

Sin embargo Corbyn, horas antes, ya había anunciado en una carta abierta que las mesas fallaron debido a “la creciente debilidad e inestabilidad” del gobierno de May.

Esta polémica con Corbyn transcurre mientras las facciones conservadoras se preparan para enfrentar una nueva elección interna por el cargo de primer ministro, tras la promesa de May de dejar el puesto antes de la elección general de 2022 si su Brexit es aprobado por la Cámara de Comunes (o si antes es forzada a renunciar por falta de avances, vía la presión de sus correligionarios).

Por ejemplo, la secretaria de Trabajo y Pensiones, la conservadora Amber Rudd, anunció ayer que liderará un grupo de 60 parlamentarios de su partido para evitar que Boris Johnson, conservador pro-Brexit y ex secretario de Exteriores con May, suceda a ésta en el cargo, y así evitar un Brexit “sin acuerdo”, opción que Johnson no ha descartado y que incluso pareció apoyar en enero pasado.

LEG