Argentina quedó obstaculizada en sus servicios ayer por una huelga general de los principales sindicatos del país, contra las medidas de ajuste económico del presidente Mauricio Macri, en medio de una crisis que golpea sus aspiraciones de ser reelecto en octubre.
Sin transporte de pasajeros, escuelas ni atención en oficinas públicas y bancos, muchas calles de Buenos Aires quedaron desoladas pese a las manifestaciones de algunas agrupaciones que adhirieron a la medida de fuerza convocada por la poderosa central sindical CGT.
Para asegurar el éxito del paro, distintos piquetes de organizaciones sociales y partidos de izquierda bloquearon el tránsito de vehículos en algunos accesos a la capital argentina.
Controlada por el peronismo, actualmente en la oposición, la CGT reclama que el Gobierno de centroderecha impulse alzas de sueldos que equiparen la alta inflación -que acumula cerca de 50% en los últimos 12 meses- y que reduzca algunos impuestos que afectan a los trabajadores.
Las costosas tarifas de servicios fueron otro de los blancos de la protesta, ya que los fuertes aumentos registrados en los últimos años -con las que el Gobierno buscó reducir su déficit- son una de las causas de que la pobreza creciera al 32% de la población en 2019, según datos oficiales.
«Es difícil hacerle entender las necesidades que pasa la gente a quien no ha pasado necesidades», dijo en una conferencia de prensa el poderoso líder camionero Hugo Moyano, en alusión al origen opulento del ex empresario Macri, quien aspira a retener la presidencia en los comicios de octubre.
LEG