Taskent, Uzbekistán.- La Unión Soviética dejó como legado un muy particular concepto urbano que encuentra en esta ciudad una de sus expresiones más representativas. Avenidas anchas, trazos casi perfectos, edificios monumentales y barrios obreros con monótonas unidades habitacionales forman parte del paisaje de la capital de este país que destaca entre las naciones que conforman a Asia Central.
Uzbekistán vive un momento de consolidación dentro de una región a la que el mundo ha pretendido rescatar del olvido. Además de sus riquezas culturales que lo convierten en un atractivo turístico, este país ha decidido abrir sus puertas al exterior después de varias décadas de aislamiento.
Como sus vecinos -Kirguistán, Kazajistán, Turkmenistán y Tayikistán-, Uzbekistán ha vivido un complejo proceso de independencia tras la caída del bloque socialista. La excesiva dependencia frente a la Rusia socialista y la casi desaparición de sus respectivas identidades durante el llamado periodo rojo han hecho más difícil el resurgimiento económico y político de esta aún desconocida zona.
Más concentradas en su desarrollo económico que en perfeccionar sus modelos democráticos, cada una de estas naciones ha tenido una evolución conforme a sus propias características. Se trata de una región rica en energéticos, uranio en el caso de Kazajistán, y elevados índices de producción agrícola. Ejemplo de esto último es Uzbekistán como uno de los primeros productores de algodón a nivel mundial.
Denominador común de estos cinco países es su pertenencia a la Ruta de la Seda, que, desde el siglo I a. C., contaba ya con distintas vías comerciales para llevar mercancías desde China hasta Europa. Todas ellas mantienen un vínculo con los mercados más relevantes de Rusia, la UE, India y la propia China.
En el caso de Uzbekistán, la apuesta ha sido al pragmatismo. Desvinculado de Moscú como antigua República Soviética, hoy sus relaciones con ese país tienen un mayor acento comercial. China ha ganado terreno y busca controlar las rutas comerciales entre esa potencia y Europa, particularmente en lo que tiene que ver con los gasoductos y oleoductos.
Asia Central ha consolidado sus proyectos comerciales en detrimento de su transición democrática, el respeto a los derechos humanos y el combate a la corrupción. Tres de los pendientes de estas cinco naciones, incluido Uzbekistán, que Occidente parece no tomar en cuenta a la hora de cerrar negocios.
Segundo tercio. La revista The Economist elabora cada año un estudio en el que analiza el nivel de vida de las principales ciudades del mundo. Taskent, capital uzbeka, es una de las más baratas del planeta. Cualquiera que visite estas tierras puede corroborar el dato.
Tercer tercio. Este país trabaja a marchas forzadas en su proyecto turístico. Tiene el potencial suficiente para convertirse en uno de los mayores atractivos de Asia Central. Cuenta con un tren de alta velocidad, producto de una alianza con la empresa española Talgo, con el que se puede llegar desde la capital a las maravillosas ciudades de Samarcanda y Bujara.