Comenzó la cuenta regresiva. Estamos a menos de un mes para que se cumpla un año, un año, del triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales, y la fecha pasaría como mera anécdota de la izquierda si no fuera porque al propio mandatario se le ocurrió andar arengando que daría un informe adelantado del estado que guarda la nación.

Pero ¿qué nos va a presumir AMLO? Ya de entrada su primer descalabro ha sido descomunal. Prometió que en los primeros seis meses de su administración la inseguridad registraría sus primeros pasos atrás, y no sólo no ha podido con el paquete, sino que ha tenido que salir a reconocer que los “avances” han sido marginales en la materia.

La población ha visto cómo la violencia se ha recrudecido en zonas del país que antes estaban ajenas al tema como la península de Yucatán, donde el asesinato de periodistas se ha convertido en síntoma de la descomposición.

¿Qué nos va a informar el 1 de julio?, ¿que necesita otros seis meses para que los índices comiencen a bajar?

En materia de combate a la corrupción, me cuentan que en el equipo cercano al mandatario se comienza a manejar la idea de un caso ejemplar.

 

Contrario a lo prometido de que no habría cacería de brujas, las cosas se han tornado tan grises en este asunto que ahora sí el Gobierno federal requiere que caiga un pez gordo.

No por nada estos últimos días Santiago Nieto, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, ha metido el acelerador en el caso de Emilio Lozoya, ex director de Petróleos Mexicanos. Algo grande tendrá que pasar para que eso de que la corrupción ya no es tolerada en la administración federal vaya permeando.

¿Qué nos va a informar AMLO sobre el manejo del propio Gobierno? Lo ha llamado “elefante reumático”, y tal parece que a este concepto habría que sumarle el adjetivo “torpe” financieramente hablando, porque en la obsesión por controlar todo el gasto público ha comprometido el abasto de medicamentos, la atención a los enfermos y hasta el pago de sueldos de los trabajadores del sector salud.

A eso hay que sumarle las cuatro bajas que ha tenido en su administración, y que se relacionan directamente con esa falta de margen de maniobra en áreas estratégicas del Gobierno. Además de las que se van sumando en áreas “menores” de la administración pública, pero que son estratégicas en la atención.

Para el 1 de julio, ¿se contará con los programas sociales funcionando al cien por ciento?

Peor aún, ¿qué nos estará informando si es que esta semana las negociaciones con Estados Unidos no prosperan y para entonces tengamos una desastre arancelario?

El problema no es que informe o no, sino que López Obrador se da tiros en el pie cuando se adelanta y compromete cosas que no serán reales o no serán posibles. Lo ha dicho en muchas ocasiones el propio Presidente: “Uno es esclavo de lo que dice y dueño de lo que calla”.

En el baúl: adicional a lo anterior, veremos esta semana el resultado de las elecciones en varios estados del país, y si es que aquello de la “verdadera democracia” se cumplió o resultó ser que sólo se quedó en buenas intenciones y las prácticas corruptas persisten con Morena en los Gobiernos.