La muerte de un joven es dolorosa e inaceptable. La impunidad es inadmisible. Conmueve y duele en colectivo el crimen. El luto de una madre respecto de un hijo es inimaginable.
Que la tragedia sea producto de la delincuencia nos debe unir como sociedad en el reclamo de justicia. No podemos aceptar la impunidad y debemos denunciar a los secuestradores. Sí, los que están ahí.
Norberto Ronquillo tenía 22 años de edad, estaba a punto de celebrar su graduación de la Licenciatura de Mercadotecnia, y en lugar de eso lo asesinaron, aunque habían cobrado su rescate.
Era un muchacho entusiasta y solidario; varios evocan cuando participó como voluntario en las tareas de rescate y apoyo a las víctimas del sismo del 19 de septiembre de 2017. Quiso salvar vidas; perdió la suya muy tempranamente y sin justificación o perdón alguno.
Ayer, la procuradora Ernestina Godoy aseguró en un mensaje a medios que ella y su equipo han puesto y seguirán entregando su empeño y todo el corazón en la investigación. Lo dijo con la voz entrecortada, y después de explicar que la familia rechazó inicialmente la intervención de la dependencia que ella encabeza.
Es probable que la familia de Norberto Ronquillo, como miles más en el país, no confiara en la autoridad. La única manera de ganar esa confianza es entregar resultados: justicia y cero impunidad.
El 10 de junio no se olvida. La historia nos devuelve al luto por nuestros jóvenes, a su vulnerabilidad ante las formas de violencia que desafían nuestro contexto. Hace 48 años se demandaba el cese de la tortura de Estado; ayer y ahora nos unimos contra la delincuencia.
Por definición, unirse no puede representar bloques. Separar autoridad de ciudadanía es una tentación común; se escribe fácil, pero la consecuencia es suicida, especialmente cuando existe autoridad determinada a contener a criminales.
La experiencia ha demostrado que cualquier acción que se emprenda para prevenir la delincuencia y combatir el delito carecería de éxito si no se cuenta con la participación de la ciudadanía.
Por supuesto que todas las cámaras del C5 deben servir, que la inteligencia se debe poner al servicio de cada investigación y que todos los casos deben ser considerados relevantes.
Pero también vale la pena recordar que en donde no hay cámaras o no funcionan, puede haber una persona que vio o sospecha algo. Su denuncia es necesaria, su testimonio puede aportar una pista que cambie el curso de la investigación y permita encontrar a los responsables.
La confianza es un valor de la sociedad ante la criminalidad. La procuradora recordó ayer en su conferencia que la Línea de Seguridad del Consejo Ciudadano está abierta para recibir información y ayudar a levantar denuncias de manera gratuita y confidencial; el número es 5533 5533 o en chat 55 5533 5533. Todo el día, todos los días.
Inaceptable cómo la impunidad respecto del crimen contra Norberto y su familia es la petición de debilitamiento de la autoridad. Requerimos que todo el peso de la autoridad, investigativa y sancionatoria, caiga sobre los criminales.
Detengamos a los criminales. Denunciémoslos.
@guerrerochipres