Los más de 11 mil migrantes –que han sido devueltos por parte de Estados Unidos mediante los tres cruces fronterizos de México en espera de asilo (del 29 de enero al 8 de junio)– están compuestos por 50% de guatemaltecos, 40% hondureños y el resto de otras nacionalidades como salvadoreños, de acuerdo a datos oficiales.

Sergio Tamai, director Fundador de Ángeles sin Fronteras y encargado del Hotel Migrante en Mexicali, manifestó que en esa ciudad hay ocho albergues con una capacidad en total de mil a mil 500, y añadió que en su caso tuvieron que cerrar la planta alta por adeudo de luz de 700 mil pesos.

“Hicimos un convenio para tener luz en la planta baja y pusimos literas, tenemos como 100 personas, estamos en una situación muy difícil”.

Indicó que la mayoría de los centroamericanos buscan albergue y el costo por darles de comer tres veces es de 100 pesos diarios, por lo que se requiere un sistema tanto para los que están en espera de la respuesta de asilo, como para los deportados y los mexicanos desplazados.

“Se va a crear un caos más grave, se tienen que poner recursos suficientes, primero apoyar a los albergues en Mexicali y Tijuana con comida, pago de luz, se requiere un censo, pero es bien importante que el presidente comprenda que hay cuestiones que no hemos resuelto, tenemos un déficit muy fuerte con los deportados y el fondo migrante fue cancelado”, refirió a 24 HORAS.

Destacó que se requiere una coordinación, “pero para dar comida por todo el tiempo, se les daría por siete días y luego tendrían que ir a otro albergue y darles trabajo porque no los puede tener ahí, se debe hacer un programa integral; que el Gobierno ponga recursos”.

En el caso de Tijuana se cuenta con 15 albergues con un cupo de mil 541 personas. A la fecha están alojados mil 157 quedando un espacio disponible de 384.

De éstos, seis refugios son para hombres, dos para mujeres y niños, seis para familiar y uno para la comunidad LGBTQ, de acuerdo a cifras de la dirección municipal de Atención al Migrante. También hay dos albergues, pero con una capacidad máxima para 25 personas.

Por su parte, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), señaló que el desplazamiento forzado desde Centroamérica está presionando la capacidad de asilo en toda la región, poniendo en riesgo a un creciente número de individuos y familias, y creando situaciones que ningún país puede abordar por sí solo.

LEG