Después de meses de esfuerzo en negociaciones hora por hora para sacar la aprobación de la Guardia Nacional como cuerpo de seguridad pública, el canciller Marcelo Ebrard comprometió su uso en tareas de represión a migrantes centroamericanos.
El problema no radica en que la Guardia se vea obligada a realizar funciones diferentes a las programadas. Lo grave fue el hecho de que Ebrard lo hizo sin consensuar con el secretario federal de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, quien debió de ser el encargado de organizar a la Guardia en el acuerdo de migración pactado con Donald Trump.
El fondo no es burocrático, sino de organización. Los primeros datos indican que hay problemas para dar de alta a los primeros efectivos de la Guardia en medio de un aumento de la inseguridad y la violencia, y los pocos que ya pasaron las pruebas van a ser enviados a contener las oleadas violentas de migrantes centroamericanos y no a los delincuentes.
El canciller Ebrard pactó con Trump el desvío de funciones de la Guardia, con el mensaje de que los ciudadanos en las plazas de alta inseguridad (como la CDMX) seguirán esperando a la nueva Policía.
El problema no fue que se usara a la Guardia para contener migrantes, sino comprometerlo primero con Trump y sin darle tiempo a Durazo para operar de manera estratégica la decisión. El nuevo jefe de la Guardia, general Luis Rodríguez Bucio, quedó a cargo de las partidas encargadas del tema migratorio y, por lo tanto, descuidará su tarea de encabezar a toda la Guardia; así, la parte de la Guardia encargada de seguridad pública quedará en manos de un subalterno o al garete.
La aprobación de la Guardia le costó mucho esfuerzo a Durazo, y ahora llegó Ebrard a descomponer funciones, aprobaciones legislativas, jerarquías internas y tareas de inseguridad.
Los delincuentes, claro, felices.
Zona Zero
Gravísimas las fotos contrastantes de los familiares del estudiante Norberto Ronquillo asesinado y la jefa de Gobierno recibiendo porras del Presidente de la República. Y en redes, la indignación por el aumento imparable de la inseguridad pública cotidiana, mientras Claudia Sheinbaum impondrá severos castigos a ciudadanos por violar leyes cívicas.
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jhs