PARÍS. Una pequeña congregación protegida con cascos blancos asistió el sábado a misa en la Catedral de Notre–Dame en París, en el primer servicio religioso desde que un incendio devastó el templo gótico hace dos meses.
Líderes de la Iglesia buscan mostrar que la vida continúa en la catedral, en momentos en que reciben donaciones para la reconstrucción.
Menos de un 10% de los 850 millones de euros (953 millones de dólares) prometidos por multimillonarios, líderes de negocios y otros han sido recibidos hasta el momento, dijo el gobierno francés.
La misa, que conmemora la consagración de la catedral como lugar de culto, fue realizada en una capilla lateral que no fue dañada por el incendio del 15 de abril y contó con la asistencia de unas 30 personas que usaron cascos.
Sacerdotes con atuendos ceremoniales blancos y estolas amarillas se sacaron brevemente los cascos durante la comunión.
“Con mucha emoción estamos aquí para celebrar la consagración de la catedral”, dijo el arzobispo de París, Michel Aupetit, quien encabezó la misa.
“Es un mensaje de esperanza y gracias a todos los que se sintieron conmovidos por lo que pasó con esta catedral”, agregó, reconociendo que fue “un poco extraño” celebrar una misa con un casco.
El servicio se transmitió en vivo en un canal de televisión religioso que mostraba imágenes conmovedoras del cielo azul a través del techo derrumbado y los escombros negros que aún están en el edificio.
CS