No hubo tema que lograra competir ayer con el tuit en el que Susana Zabaleta, con “b”, reconoció haberse equivocado al votar por Andrés Manuel López Obrador. “Perdón por mi estúpida esperanza y por pensar en un México que todos queríamos”. Con eso, la actriz logró más conversación que toda la oposición junta frente a temas centrales y apremiantes.
Dos ejemplos.
El presidente López Obrador anunció en la mañanera junto al canciller Marcelo Ebrard que en breve presentarán un plan nacional contra la trata de personas, y que no habrá intermediarios en la entrega de apoyos contra este delito. La trata adquiere una dimensión nueva frente a la coyuntura migratoria que ha ocupado la negociación bilateral las últimas semanas, pues modifica claramente la brecha de vulnerabilidad de miles de personas que pasan por nuestro país.
También por la mañana, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y el secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta, anunciaron dos nuevos cuerpos policiales: el Comando de Operaciones Especiales para enfrentar a grupos del narco —por cierto, la primera vez que se reconoce desde la política de seguridad su presencia— y patrullar las colonias más peligrosas. Además, la Unidad Táctica de Auxilio a la Población, que realizará funciones de protección civil y acompañamiento en marchas y en temas ambientales.
Ambos agrupamientos son el resultado de la fusión de siete grupos: granaderos oriente y poniente, grupo especial, las Policías montada, ambiental, femenil, de transporte y metropolitana. Lo que vemos hoy en la ciudad es la apuesta por el fortalecimiento en inteligencia, operación y formación para responder a la exigencia ciudadana central: la seguridad. No sólo es una esperanza, es una urgencia.
Los ajustes anunciados para el tema de trata, donde mucha tinta con demagogia y simulación ha corrido, y para el reajuste fortalecido de la estrategia de seguridad que robustece operación, inteligencia, formación y coordinación ciudadana, son relevantes y constituyen referencia de toque.
También es significativo el cambio de responsable en la autoridad antisecuestro local, donde no sería extraño y hasta muy deseable ver pronto la promoción de Patricia Bugarin, quien con su autoridad en el tema y en lo ciudadano para efectos de esa esperanza que debe ser mantenida. Incluso el empresario Alejandro Martí ha declarado a favor de las autoridades capitalinas reajustadas y enriquecidas con la presencia de Omar García Harfuch en la Policía de Investigación.
No hay esperanza estúpida si se espera el valor superior de lo colectivo. Ese valor está en construcción. En ninguna transición histórica importante -de régimen o de partido, de sistema político o de Gobierno- ocurrió de manera inmediata o en un plazo tan corto como seis meses.
Para mejorar, también es de sabios cambiar de opinión.