Se presentó como el mismo rebelde que sacudió a la clase política de Washington hace cuatro años, pero ahora, además, se puede llamar víctima de un intento de los demócratas por sacarlo del poder.

Ante 20 mil seguidores, en el Centro Amway de Orlando, Florida, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó formalmente su campaña para buscar la reelección.

Aún no es seguro su triunfo, tras dos años y medio en la Casa Blanca.

Dos decenas de demócratas compiten por la nominación de su partido para enfrentarse a Trump en la elección de noviembre de 2020. Muchos de los principales aspirantes demócratas superan a Trump en los sondeos de opinión en muchos estados clave.

Los demócratas son el nuevo enemigo a vencer.

“Sólo piensen en lo que haría esta furiosa turba izquierdista si estuviera a cargo del país. Imaginen si tuviésemos a un Presidente demócrata y un Congreso demócrata en 2020. Ellos les quitarían la libertad de expresión, usarían el poder de la ley para castigar a sus opositores”, afirmó Trump.

Se dibujó como el paladín que, hace dos años, vio a una clase política inservible y restauró a un Gobierno “por y para la gente”, porque: “Si mantienen a este equipo en su lugar, tenemos un gran camino por recorrer. Nuestro futuro nunca ha sido más brillante y claro”.

Un cambio radical, dijo, es lo que traerían a EU sus rivales demócratas: “Buscarían legalizar a los inmigrantes que cruzan la frontera para que puedan votar y fortalezcan la base política del partido”, afirmó entre gritos de entusiasmo.

No dejó de mencionar la investigación del fiscal especial, Robert Mueller, sobre la interferencia de Rusia en la elección de 2016.

“Pasamos por la caza de brujas más grande en la historia política”, reiteró, “todo fue un intento ilegal de anular los resultados de la elección”.

También presumió que la economía de Estados Unidos es la envidia del mundo, y que construye un muro en la frontera con México, el cual avanza con firmeza.

LEG